Ud. está aqui:   Inicio Opinión Columnas

Buscá en el Archivo de MasterNews

El entierro definitivo Imprimir
Usar puntuación: / 0
MaloBueno 
Viernes, 27 de Febrero de 2015 21:00
Mientras a D’Elía le corre "una lágrima dolida y silenciosa" por las palabras de Zaffaroni y Pichetto que le dedican un identikit oral calificándolo de "chanta", "vendedor de humo", "falso influyente", "bocón" y algún honroso calificativo más, a la vez que piden que el Gobierno lo tire por la borda, se comienzan a ver los hilvanes de una confección apurada para sepultar definitivamente a Nisman.
 
Dicho de otra manera, la estrategia consiste en complicar la cosa, embarrar la cancha, y de a poco se va logrando, con el propósito de desviar la atención sobre el asesinato del fiscal Nisman por denunciar a la Presidente y demás cómplices.
 
Tampoco es difícil hacerlo en un país donde todo el mundo opina sin necesidad de saber. Nada más creativo que la ignorancia desinhibida de una sociedad que abunda en programas de chismes, en desinformación organizada.
 
En este Carnaval que se resiste a admitir el tiempo de Cuaresma, han sacado un billete de 50 pesos, inacabado, grotesco, según la gente, para homenajear a las Islas Malvinas. La idea es clara. Bajo el pretexto de un homenaje a las Islas, se lanza un nuevo motivo de confrontación en las redes sociales.
 
En este corso atrasado y por medio de una conferencia de prensa en la Casa Rosada, Oscar Parrilli, titular de la Secretaría de Inteligencia, presentó una denuncia penal contra el exespía Antonio Jaime Stiuso y Alejandro Patricio y Gastón Nicolás Mercado exintegrantes de la ex SIDE por presunto contrabando y evasión tributaria.
 
Según Parrilli, se desconoce el contenido completo de las 94 toneladas de importaciones cuyo paradero es un misterio. ¿Entonces qué se investigó? Si hay delitos es justo que se los lleve a la justicia, pero la realidad es que es medio lamentable que se muestre como un logro cuando lo que están haciendo es cazar en el zoológico. Si su sagacidad profesional, su buen tino y la inveterada contracción al trabajo no le han permitido más que mirar archivos administrativos, mejor no imaginar todo lo que se le está escapando de las manos. Lo que hay en esa secretaría es cualquier cosa menos inteligencia.
 
Pero lo que cuenta es menear el nombre de Stiuso, presentar la maniobra como si fuera mucho más importante que el caso Nisman y continuar desguazando la figura del fiscal en todos los frentes posibles.
 
Nisman debe ser, más que sepultado, lapidado.
 
Lo de D’Elía no deja de ser tragicómico. Mil cadenas nacionales de radio y televisión lo mostraron en primera fila, junto a Cristina Fernández, y ahora lo han vuelto un leproso bíblico, alguien a quien muchos que antes le sobaban el amplio lomo han dejado de atenderle el teléfono. Pero en el paroxismo del desastre él es el primero en caer en la cuenta que le ha sucedido lo que jamás imaginó, lo que si alguien le hubiese planteado como posibilidad remota, hubiese negado de plano y con uno de sus profundos pensamientos.
 
Lo de Nisman es una de las cosas más trágicas de los últimos tiempos en este malhadado país, echarle tierra encima no ayudará a la verdad, pero la verdad parece no ser necesaria en estos tiempos y para cierta gente. Una demostración de cómo puede el mal triunfar sobre el bien cuando la corrupción alcanza el tuétano de una sociedad.
 
Quizá quienes están lejos no pueden apreciar la profundidad de la caída, pero la Argentina se ha vuelto el lugar donde siempre hay posibilidad de estar peor.
 
 
 
 
 
 
El entierro definitivo