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Macri profundiza el modelo y desorienta al círculo rojo Imprimir
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Martes, 21 de Julio de 2015 11:05
Por Federico Mayol 
 
Luego del ajustado triunfo de Horacio Rodríguez Larreta, la mesa chica del PRO ratificó el golpe de timón en la estrategia comunicacional. Les preocupa la reacción del "círculo rojo". "No nos van a perdonar una", dicen
 
Marcos Peña se adueñó de la cabina del disc-jockey, tomó el micrófono y en los parlantes del boliche "Caix" retumbaron sus palabras: "¡Levante la mano quién se asustó hoy!". La consigna del influyente secretario General de Gobierno tuvo tanta aceptación entre la multitud como el espumante que a esa altura de la noche se servía en exceso.
 
El festejo se prolongó hasta entrada la madrugada. Había que desahogarse porque los poco más de tres puntos de diferencia con los que Horacio Rodríguez Larreta se aseguró anteayer la sucesión porteña, y que asustaron de verdad a casi todos, no figuraban en ningún pronóstico. Entró en pánico Mauricio Macri, a quien le habían prometido un triunfo más holgado como soporte para relanzar su carrera presidencial. ¿Qué pasó?
 
Todavía no hay una única explicación que despeje la sorpresiva incógnita por el ajustado resultado del domingo, y tal vez nunca la haya, pero la conclusión a la que Macri y su núcleo íntimo arribó tras las sucesivas reuniones de ayer es unánime: el precandidato presidencial va a profundizar el modelo, así tenga que embarcarse en otra afrenta al círculo rojo –esa red integrada, según el jefe porteño, por encumbrados periodistas, analistas y empresarios-, desorientado por los últimos movimientos del jefe de Gobierno. Macri ya lo había defraudado hace dos meses, cuando desechó una alianza bonaerense con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa.
 
De eso habló el líder del PRO durante más de dos horas con su mesa chica en el encuentro convocado a media mañana de ayer en la casona de su padre, en el corazón de Barrio Parque, en Eduardo Costa al 3000. Con los diarios sobre la mesa –destacaron en especial la crudeza en los análisis de los principales columnistas de Clarín y La Nación en los matutinos de ayer-, Rodríguez Larreta, Peña, Jaime Durán Barba y su socio Santiago Nieto, y Emilio Monzó trazaron junto a Macri un primer análisis de la elección del domingo. Sorprendidos por el histórico pifie de las principales encuestadoras, un área que deberá ser revisada por el asesor ecuatoriano de cara a las PASO del 9 de agosto. El electo jefe de Gobierno porteño aún busca una explicación: cuando salió de su casa en la tarde del domingo rumbo al búnker de Costa Salguero, casi a las 19, todavía contaba con una diferencia de 9 puntos sobre su rival de ECO.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"EL CÍRCULO ROJO NO NOS VA A PERDONAR UNA"
 
"El círculo rojo no nos va a perdonar una", es el razonamiento de Macri, transmitido por uno de sus más conspicuos colaboradores. El líder del PRO repitió esa misma conclusión en el almuerzo ampliado de ayer en Parque Patricios, al que además de los popes de la mesa chica se sumaron los diputados Federico Pinedo y Patricia Bullrich, José Torello, María Eugenia Vidal y Miguel de Godoy, con quienes compartieron sopa y salmón rosado. Hubo mucha más amplitud en el encuentro de gabinete abierto de la tarde de ayer, convocado casi de urgencia para sepultar la elección porteña y darle impulso a la campaña nacional.
 
El precandidato presidencial está convencido de que ese círculo rojo al que tanto mencionó ayer en privado está desorientado por su brusco giro en la estrategia comunicacional inaugurada en el discurso de Costa Salguero, un osado golpe de timón que apunta a capturar al grueso electorado que todavía no sabe si es "continuidad", "cambio" o un mix de ambas cosas.
 
Si a ese selecto staff de periodistas, empresarios y analistas al que Macri bautizó como círculo rojo le molestó el "no" a Massa y se quedó con un sabor agrio tras la exigua victoria PRO del domingo, el líder del PRO lo espera con una mala noticia. En los próximos días va a explotar su perfil más oficialista. Él, sus dirigentes y voceros. Una profundización sorprendente del modelo. Macri va a explorar en estos días propuestas más elaboradas sobre, por ejemplo, una mejor administración de las principales conquistas de la década ganada, como Aerolíneas Argentinas. La "continuidad más el cambio". No por simple deja de ser increíble: es a lo que apuntaba Daniel Scioli antes de adosarle a Carlos Zannini como compañero de fórmula.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Jaime Durán Barba trazó junto a Macri un primer análisis de la elección del domingo
 
Además del círculo rojo, repetido hasta el cansancio, Macri insistió también hasta la fatiga de que lo suyo es "contracultural". Fue el término más empleado ayer en los despachos más selectos del Gobierno porteño en los que se sucedieron reuniones. Según esa explicación, el actual sistema político no tolera la ambición caprichosa del ex presidente de Boca Juniors. Creen que les facturan más de la cuenta, como la dura derrota de Santa Fe por apenas un puñado de votos. Son los riesgos de la polarización.
 
La etapa menos edulcorada con la que Macri reinauguró su carrera presidencial en la noche del domingo, que Máximo Kirchner confundió con Mariano Recalde, fue riesgosa desde su génesis. Hasta que no estalló el aplauso de la militancia, los asesores del líder porteño no sabían si la defensa de la aerolínea estatizada, la Asignación Universal por Hijo o YPF serían recibidas con palmas o silbidos por los asistentes al búnker de Costa Salguero. A propósito: por lo bajo confían en que a Guillermo Dietrich, entre otros, le llevó más de un encuentro convencerlo a Macri de que la conveniencia de una aerolínea en manos del Estado.
 
El resultado del viraje de Macri es tan incierto como el futuro político del PRO. Rodríguez Larreta ya avisó que recién va a esperar hasta fin de año para terminar de diseñar su gabinete porteño, atado a la suerte del actual líder comunal. Lo peor que le podría pasar a esa altura al líder del PRO sería que el larretismo se imponga con mucho más énfasis que el macrismo.
 
 
 
Macri profundiza el modelo y desorienta al círculo rojo