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| Si volviera nacer hoy elegiría el mismo lugar. |
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| Miércoles, 30 de Septiembre de 2015 09:00 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
 Por Prof. Alberto Orga
¿Por qué? Porque a él le debo algunas cosas y siempre es bueno pagar aunque sea en otro momento u en otra vida.
Este sitio que se organizó a principios del siglo pasado y nació un 30 de septiembre de 1910, con el propuesto nombre de América convertido luego en Rivadavia, me dio nada más y nada menos que el espacio para que mis antecesores pudieran ubicarse cómodos y sin miedos en un lugar reconfortante, barrido por el pampero, cacheteado por la ceniza y apabullado por las sequías o las inundaciones. Cuestiones que los convirtieron en personas fuertes, capaces de dar hijos fuertes y equilibrados por el temple que traen las contingencias. Y además nietos fuertes, rara mescla de aragoneses, gringos, vascos e indígenas.
Es tan rico el lugar donde nací y tan bueno que me permitió auscultarlo casi como si fuera un médico, ahondando en sus entrañas y como improvisado investigador que soy, descubrir personajes nuevos, llenos de magia y sabiduría que me conmovieron y seguirán conmoviendo. Y aparecen así hombres de los primeros tiempos, cuando había que ser corajudo para estar o llegar acá.
El Delegado Panadero, luchador de aquellos, radical como pocos hasta el punto de haber participado en la Revolución del Parque, gestor junto con el Dr. Lugones y Cándido Suarez de la autonomía. Horacio Pestaña que llegó teniendo 23 años para hacer un periódico al que llamó Tribuna Popular. El Dr. Groppo, intendente de este pueblo cuando el pueblo no era casi pueblo, o los Duva, en San Mauricio, o Banfi, que se radicó en Rivadavia cuando murió su padre, importante dirigente radical de Buenos Aires, para convertirse en conservador, bonachón y querido.
Ni hablar de Mendía, de Fossat, de Rossotti, de Fungo, de Cortés, de los Álvarez, de Lopepé o de Marenzi. Todos hombres que llegaron como a dar una vuelta o a hacer la América y volver. Sin embargo sus huesos reposan en nuestro cementerio y sus almas transitan por las calles como observándonos.
Por ellos y por tantos otros me gustaría volver a nacer aquí. Por el Ingeniero Horacio Fuentes, misionero, creador del Vivero Municipal, cuyas cenizas se confunden hoy con la tierra que preparó en los 50 para plantar los primeros árboles, con Gabino Sánchez, Zardo e Ibarra entre otros. Por Tati Hillcoat, amigo de la vida que también se regocija paseando por un rinconcito que los árboles le han prestado y por tantos otros que acuden a la memoria y se convierten en nostalgias. Por todos ellos me gustaría, después de haber visto, husmeado, analizado y percibido otros lugares volver a nacer aquí.
Porque es mi lugar en cualquier sitio que esté.
Homenajeemos hoy no solo a los que recordamos sino a todos. Cada uno a los suyos, todos han hecho un aporte a nuestro mejoramiento colectivo y todos forman parte de la historia de nuestro Partido.
Feliz Aniversario Rivadavia.
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