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La secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina, Georgina Orellano, dijo que el trabajo sexual "no es un delito" y reclamó que el Estado "regule" la actividad. "Queremos autogestión y autonomía laboral", afirmó.

 

Orellano hizo declaraciones a Radio Textual (FM Sonar) durante su visita a Santa Rosa para comenzar a organizar a las trabajadoras sexuales e impulsar una legislación que las ampare y les permita acceder a derechos laborales como una obra social o aportes jubilatorios.

 

La secretaria general de Ammar explicó que la idea es legalizar y reglamentar el trabajo sexual en Argentina con la derogación de las múltiples normas que criminalizan y/o penalizan el trabajo sexual. En su recorrida por el país pretende visibilizar la vulneración de derechos y la violencia institucional hacia las personas que ejercen esta actividad y promover un entorno social libre de prejuicio, estigma y discriminación hacia ellas.

 

"Le exigimos al Estado que regule nuestro trabajo porque no es un delito. Hay un fuerte estigma social porque se cruzan cuestiones moralistas", sostuvo.

 

"No buscamos reglamentar la prostitución solamente, sino que pretendemos la autogestión y autonomía laboral", reclamó.

 

Rechazó que sus demandas favorezcan la explotación sexual y la trata de personas, entre otros delitos. "El modelo que pretendemos va contra el proxenetismo", aseguró.

 

La iniciativa de Ammar choca contra la postura abolicionista de la prostitución que sostienen organizaciones sociales y feministas.

 

El jueves pasado, el concejo deliberante de Santa Rosa aprobó por unanimidad un proyecto de la concejala Alba Fernández (Humanismo) que rechaza todo intento de reglamentación de la actividad de explotación sexual contra la mujer y reafirma el espíritu abolicionista.

 

Los concejales no sólo rechazaron el "disfraz de trabajo" que se le pretende dar a la prostitución, sino que exigieron que el Estado profundice las políticas públicas contra la explotación sexual y la trata de personas, acentuando los espacios de contención y acompañamiento de las víctimas.

 

Fuente: Diario Textual