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Gustavo Fernández: "Hubo gente que decía que no iba a poder" Imprimir
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Domingo, 04 de Septiembre de 2016 21:07
Por Daniela Lichinizer 
 
El tenista adaptado será el abanderado olímpico en Río 2016. Fue campeón de Wimbledon y en Roland Garros, y ahora apuesta a ganar una medalla en la máxima competencia. “Discapacidad y deporte coinciden totalmente”, afirmó
 
Gustavo Fernández era el pequeño que revolucionaba las clases de ajedrez y de computación. Su personalidad, por naturaleza activa, le impedía estar quieto. Su sueño era ser un deportista profesional y ni la silla de ruedas ni los prejuicios de la sociedad lo iban a frenar.
 
Un infarto medular al año y medio de edad le causó una parálisis de la cintura para abajo y sus padres, en un principio, creyeron que lo mejor era anotarlo en actividades pasivas. Sin embargo, el ser parte de una familia de deportistas (su padre es el ex basquetbolista "Lobito" Fernández y su hermano, Juan Manuel, siguió el mismo camino) era algo que iba a calar hondo en su ser. Aunque primero intentó continuar el legado y practicar básquet, finalmente se decidió a ser tenista profesional.
 
"Yo era chico y, para mí, es algo innato no preocuparme por las cosas. (El hecho de estar en silla de ruedas) fue una situación nueva con la que mis padres tuvieron que convivir, pero entendieron que no era ni el fin de la vida ni mucho menos. Al contrario, era algo a lo que había que adaptarse y sobrellevar. La gran virtud de ellos fue priorizar mi felicidad por sobre todas las cosas", reconoció el tenista, y reveló que, a su alrededor, "siempre hubo gente que le decía que no iba a poder" debido al tabú que existe a la hora de asociar discapacidad y deporte.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La carrera de su padre lo obligó a vivir en distintas ciudades del país, pero Fernández siempre se las arregló para hacer deportes. Tras descubrir sus aptitudes con la raqueta, se puso en contacto con la Asociación Argentina de Tenis Adaptado y, en los distintos clubes a los que concurrió, se la pasaba horas con algún compañero eventual o solo en el frontón.
 
Con Shingo Kunieda, considerado por muchos el mejor tenista en silla de ruedas de la historia, y la Legión Argentina como referentes, el actual número cinco del ranking mundial labró una carrera basada en el esfuerzo y la perseverancia. Sin considerarse "un lírico", apostó al trabajo físico y a desarrollar buenos golpes para convertirse en uno de los tenistas más aguerridos del circuito. La preparación de Fernández no difiere de la de un tenista que está entre los 30 mejores del circuito convencional. Cuando no está en competencia, se mantiene en forma y entrena tres o cuatro turnos por día. Durante las giras, viaja junto a su entrenador hace ocho años, Fernando San Martín, y a veces lo acompaña el preparador físico Matías Tettamanzi.
 
Su dedicación le permitió escalar posiciones en el escalafón y, en el 2015, dio su primer golpe en el circuito al ganar Wimbledon en dobles, junto al francés Nicolás Peifer. Un año más tarde alcanzaría su máximo logro individual al coronarse campeón en Roland Garros. La consagración no le valió solo el reconocimiento de los tenistas argentinos (Juan Martín del Potro, Juan Mónaco, Leonardo Mayer y el capitán de la Copa Davis Daniel Orsanic, entre otros, lo llamaron para felicitarlo), sino que también lo posicionó como un referente, un modelo a seguir para la opinión pública.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"Yo no quiero ser un ejemplo, no hago las cosas para ser un ejemplo. Simplemente vivo mi vida, voy en búsqueda de mi sueño y trato de disfrutar la oportunidad que se me dio. Si haciendo eso inspiro o soy un ejemplo, bienvenido sea. Si la vida que estoy llevando le sirve a algún otro para proyectar ser como yo y que le cambie la vida, o le da motivación para ir por sus sueños, para mí es un orgullo enorme", dijo.
 
El tenista será el abanderado argentino en los Juegos Paralímpicos que se desarrollarán en Río de Janeiro, del 7 al 18 de septiembre. En la cita, el cordobés espera poder cumplir su sueño de medalla. "Es una locura y un orgullo enorme. Va a ser uno de los momentos más inolvidables de mi vida. Es algo que se da solo una vez y tengo planeado disfrutarlo al máximo. Va a ser un honor, un orgullo enorme estar con la bandera argentina en el Maracaná, con toda mi familia y todos mis afectos viéndome", expresó respecto de la oportunidad de llevar la insignia nacional en la ceremonia de apertura.
 
Sobre su experiencia en Londres 2012, cuando cayó en cuartos de final y no pudo acceder al podio, comentó: "Cuatro años después, siento que era joven. Tenía la ilusión de ir por medalla y me quedé en el camino, pero está bien, porque no estaba preparado todavía. Hoy llego a Río con otra expectativa".
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"Llego como uno de los que pueden pelear. Yo me tengo mucha fe. No es cuestión de decir 'voy a ganar la de oro', porque no quiero 'vender la piel del oso antes de cazarlo'. Me siento muy bien con mi tenis, listo y preparado. Si hago las cosas bien, voy a tener las chances", se ilusionó.
 
A los 22 años, Fernández apuesta a afianzarse en su carrera, mantenerse en el top 5 del ranking y dar el salto de calidad. "El objetivo es, al final de mi carrera, haber exprimido al 100% mis capacidades tenísticas. Si eso viene con el número uno y con muchos Grand Slam, bienvenido sea. Pero quiero llegar al fin de mi carrera y decir que hice todo para ser lo mejor que yo podía", confesó.
 
El cordobés agradeció al ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) por el apoyo para solventar su carrera y aseguró que "es difícil, casi imposible" conseguir financiamiento privado porque "hay poco interés". "Siento una desvalorización, porque hacemos un buen trabajo y conseguimos resultados", lamentó.
 
Finalmente, tras ser nombrado embajador y líder positivo por el Inadi, dejó un mensaje de esperanza: "Hace falta un cambio de conciencia en muchos sentidos. Hay gente que tiene el prejuicio de creer que porque sos discapacitado no podés hacer deporte o, incluso, no podés desarrollarte en la vida. Personalmente, yo no me siento discriminado porque no dejo que me discriminen. Si me quieren discriminar, el problema es del otro. Nunca me he llegado a 'bajonear', pero seguramente mucha gente lo sufre. Mi mensaje es que no les den importancia a las cosas menores, que lo importante está en lo que uno siente sobre uno mismo".
Gustavo Fernández: