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LA MINISTRA DE SEGURIDAD ORGANIZÓ UN SIMULACRO DE ATENTADO TERRORISTA EN DOCK SUD
Toma de rehenes, enfrentamientos armados, rescates en el agua, con la actuación estelar del Grupo Albatros y de la Brigada de Explosivos de la Prefectura Naval fueron las acciones desplegadas.

¿Qué pasaría si la Argentina sufriera otro ataque terrorista? La pregunta puede parecer contrafáctica pero, en realidad, aunque evitar un ataque resulta poco menos que imposible, preparar a la sociedad y a las fuerzas de seguridad para actuar en caso de una contingencia como la que se vivió en Niza, Orlando o Estambul es una tarea que el Estado no debe rehuir.

Luego de las críticas por la sobreactuación que supuso la detención de dos hackers de poca monta que habían amenazado con atentar contra el presidente Macri y por la evidente falta de planificación, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, montó la escena como para simular el ataque de un grupo terrorista en la terminal portuaria de Exolgan SA, ubicada en la localidad de Dock Sud, partido de Avellaneda.

Al simulacro no le faltó ningún ingrediente. Como si se tratara de una superproducción de Pol-Ka, no faltaron ni la toma de rehenes, los enfrentamientos armados y los rescates en el agua, todos con la actuación protagónica de los miembros de la Agrupación Albatros, de los Servicios de Buques Guardacostas, Aviación, Narcotráfico, Sanidad, Servicio de Salvamento, Incendio y Protección Ambiental, Dirección de Inteligencia Criminal, Secretaría General, Departamento Bienestar y de la Brigada de Explosivos, todos pertenecientes a la Prefectura Naval Argentina. La supervisión integral del operativo estuvo a cargo de la ministra de Seguridad y del prefecto general Hugo Alberto Ilacqua.

La actuación recreó la llegada al país de un buque de bandera panameña con tres personas sin documentación habilitante a bordo, que lograron bajar en territorio argentino e intentaron salir de la terminal por el control de acceso, simulando ser parte de la tripulación. En la secuencia interpretada, se registra un incidente cuando tres hombres procedieron a la toma de un grupo de rehenes, lo que obligó a desplegar una negociación. El guión -que fue seguido al pie de la letra por los intérpretes- contempló el momento en el que, cercados por la Prefectura, uno de los terroristas se arrojó al agua para escapar y fue detenido por buzos tácticos, mientras sus dos compañeros eran reducidos por efectivos terrestres.

Historia oscura

La Argentina fue escenario de dos atentados terroristas durante la década del noventa: la Embajada de Israel (1992) y la sede de la mutual judía AMIA (1994). A pesar del tiempo transcurrido, ambos incidentes permanecen impunes, ya que los sucesivos gobiernos y la investigación judicial hicieron todo lo posible para evitar que se llegue a un esclarecimiento definitivo. Luego de aquellas tragedias, mucho se debatió sobre la necesidad de mejorar el marco legal para la prevención y el combate del terrorismo internacional, pero sin obtener demasiados resultados. Basta recordar como antecedente la creación de una unidad de investigaciones creada durante la presidencia de Carlos Menem, a cargo de un comisario de la Policía Federal que luego cobraría protagonismo en la causa del encubrimiento del atentado: Jorge "Fino" Palacios.

Dos expertos consultados por Ámbito Financiero sostuvieron que el ejercicio "estuvo muy por debajo del nivel exhibido por grupos antiterroristas de EE.UU. o Europa".