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La Conmebol debe pagar por la tragedia de Chapecoense Imprimir
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Miércoles, 30 de Noviembre de 2016 21:03
Por Cherquis Bialo 
 
Al desinterés de ocuparse de todo aquello que no sea negocio, poder o influencia, se suman la falta de un protocolo de seguridad para los jugadores y la “recomendación” para que los equipos vuelen en LAMIA. ¿En manos de quién está el fútbol de Sudamérica?
 
Las lágrimas no tendrán final. El dolor del fútbol será eterno. La tragedia del Chapecoense pondrá siempre una mueca de tristeza donde un balón se deslice. Las 71 personas que murieron marcarán un hito: ya nada será igual en el fútbol sudamericano.
 
Habrá más minutos de silencio, homenajes, narraciones sobre el destino, lutos, generosos ofrecimientos de clubes de todo el mundo, testimonios desgarradores, historias descarnadas, contribuciones solidarias y homenajes in memoriam. Tanto para los jugadores y cuerpo técnico, cuanto para los 22 periodistas acompañantes, cuyos nombres comenzarán a perpetuarse en cabinas de transmisión con la loable intención de honrar esas muertes en cumplimiento del trabajo.
 
Cuando los corazones dejen de trepidar, cuando las angustias se desanuden, cuando las lágrimas interrumpan su fatal y descendente recorrido, cuando las miradas dejen de invocar a Dios por el descanso eterno de las injustas víctimas y el imposible consuelo de sus familias, alguien, algunos, muchos o todos deberemos reflexionar, analizar, pensar y hacer pensar.
 
Releamos opiniones técnicas irreprochables respecto del avión siniestrado. Dijo el comandante de Aerolíneas Argentinas Jorge Polanco: "Esa aeronave –refiere al British Aerospace Avro Bac 146 de la compañía chartera venezolana LAMIA que opera desde Bolivia- no estaba preparada para recorrer semejante distancia". Y fue más allá el comandante Polanco quien agregó: "Las cosas en Bolivia son más laxas. Y ahí toman contacto con la Conmebol que sugiere esa compañía para hacer los vuelos del fixture de partidos internacionales".
 
Dijo Pablo Biró, otro experto, secretario general de APLA (Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas: "LAMIA tenía acuerdos muy beneficiosos con la Conmebol".
 
Cuando hablamos de LAMIA, la compañía chartera sugerida a las instituciones más nuevas y humildes por algún funcionario de la Conmebol, estamos mencionando a una línea aérea que tiene tres máquinas de las cuales dos están en eterno mantenimiento (podría aseverarse, fuera de servicio) y que dejaron de fabricarse en 1981. Estos aviones, en distintas partes del mundo, sufrieron 13 accidentes con más de 200 muertos en su triste historial.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El equipo de Chapecoense posó frente al avión antes del trágico vuelo hacia Colombia
 
Chapecoense voló en LAMIA, al igual que los equipos paraguayos Sol de América y Cerro Porteño. Y en estos tiempos de exagerada influencia de Asunción sobre la AFA, la Selección Argentina de Fútbol voló a Belo Horizonte para jugar frente a Brasil por las Eliminatorias, en el mismo avión, hace apenas un par de semanas. Adviértase que esta compañía chartera no acredita los seguros de vida totales de sus tripulantes, ni pasajeros. Un espanto. Tanto que cuando se la ofrecieron a Boca Juniors, sus dirigentes, expertos e insospechados, la rechazaron rotundamente.
 
Ahora bien, la Conmebol, ¿no tiene una responsabilidad objetiva en esta tragedia? ¿Quién programa los partidos? ¿Todos los clubes que compiten en sus certámenes están en igualdad económica para observar la misma logística? ¿Hay un elemental protocolo de seguridad para brindar las mayores garantías a estos activos principales de los clubes? ¿Viajarían un Barcelona o un Manchester o una Juventus en un avión de esas características? ¿Los diseños y nuevos formatos de competencia contemplan que una considerable cantidad de clubes de Sudámerica no tienen estructuras como para jugar y viajar como fuere? ¿Puede el Chapecoense de Brasil o Independiente del Valle de Colombia o Atlético de Tucumán sostener estos gastos sin ayuda de un fondo de competencias de la Conmebol que iguale las condiciones de la disputa deportiva? ¿En manos de quién está la gestión?¿En manos de qui{en está el fútbol de Sudámerica?
 
Hasta ahora teníamos indicios sobre el desdén de la Conmebol -que no presenta balances por escrito-para tratar a fondo temas organizacionales importantes. Lo del ómnibus de Huracán en Caracas fue una muestra. Fue el primer episodio grave del desinterés de la Conmebol por todo aquello que no sea negocio, poder e influencia.
 
A partir de allí, ¿hay inspecciones sobre el traslado de los planteles cuando van a jugar de visitantes? La respuesta es no. ¿Las hay sobre la seguridad en los alojamientos de los planteles que salen de su casa? La respuesta es no. Y ¿hay cumplimiento estricto sobre la confortabilidad de los vestuarios visitantes? La respuesta es no.
 
Pero llevar al equipo extranjero por el camino más largo y penoso hacia el estadio para demorar el doble de tiempo, quitar el aire acondicionado o hacer disminuir la luz o jabonar el piso del vestuario, o enviar a buscarlos al más antiguo de los buses y no penar una batucada en la puerta del hotel a la hora del descanso, forma parte de la miseria humana, de la más estúpida ventaja que sólo se resuelve con políticas institucionales, con un protocolo a inspeccionar, informar y sancionar. Pero permitir (o más grave aún, recomendar) que un plantel suba a ese avión es extremadamente grave.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Una de las fotos trágicas de las tareas de rescate 
 
La FIFA debe pedir explicaciones y abrir un sumario a la Conmebol como responsable subjetivo de la tragedia, pues resulta "prima facie" penalmente sospechosa y/o cómplice de la tragedia. Es, para nosotros, como la tragedia de Once o el caso Cromagnon. Los responsables finales, los subjetivos -penalmente hablando- deben pagar por esto.
 
Y además también la FIFA debe investigar a fondo los comportamientos de los dirigentes, funcionarios y asesores de la Conmebol pues queda claro, absolutamente claro, que alguien le recomendó esta inadecuada empresa a las autoridades del Chapecoense.
 
Y este penoso momento que enluta al fútbol mundial no debería ser desaprovechado por los representantes de jugadores para solicitarle a la FIFA la formación de una comisión de seguridad donde los actores principales -los jugadores- participen sobre las condiciones en que se viaja, se aloja, se instala y se sale a jugar en las canchas que están bajo la jurisdicción de una Conmebol cada vez más sospechada.
 
 
La Conmebol debe pagar por la tragedia de Chapecoense