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María Eugenia Vidal: "Los hombres me respetan mucho y no se me animan" Imprimir
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Martes, 06 de Junio de 2017 09:00
Por Viviana Canosa
 
"Sólo cuando llego a mi casa me quito el traje de gobernadora", confiesa.
 
No lo dice como un pesar, sino como una verdad absoluta. Luchó mucho para conseguir ese traje. Y cuando lo logró -el 26 de octubre de 2015- y se convirtió en la primera mujer en gobernar la Provincia de Buenos Aires, mostró que estaba hecho a su medida.
 
María Eugenia Vidal (43) se desdobla cada día entre su cargo como mandataria y la mujer recién separada y madre de tres hijos. Ella es una sola mujer, que a la vez son dos. Así lo dirá durante los 45 minutos de la entrevista -rigurosamente cronometrados por sus colaboradores- en sus oficinas del Banco Provincia.
 
Nada es impersonal en este despacho. Hay un gran cuadro de la Virgen de Guadalupe. Y una imagen de la Virgen María. Hay marcos con fotos. Muchos. Algunos la muestran junto a Mauricio Macri: fundidos en un abrazo, festejando el triunfo entre una lluvia de papelitos celestes y blancos, en el gobierno de la Ciudad. Otros permiten meterse en su intimidad familiar: sus tres hijos sonríen felices en una fiesta de cumpleaños.
 
Es que sus hijos -de su matrimonio con Ramiro Tagliaferro, intendente de Morón- son el centro de su vida: Camila, de 16 años ("tiene mucho carácter y es muy compañera"), María José, de 14 ("muy inteligente y solidaria") y Pedrito, de 9 ("el mimado, el varón entre todas mujeres").
 
"Estar con mis hijos me quita la contractura que tengo desde hace un año y medio porque con ellos vuelvo a ser yo y dejo de ser la gobernadora", insiste con su voz suave y pausada.
 
Siento que es una mujer que está descubriendo su femineidad, que todavía le cuesta moverse con seguridad dentro del mundo de la seducción, pero que tímidamente está despertando ese costado de mujer deseada.
 
Tiene un look informal con su largo poncho y sus jeans, su cara casi sin maquillaje, el pelo lacio. Pero sólo va a relajarse, largar una carcajada, permitirse un poco de complicidad, cuando logro sacarle su traje de funcionaria y juntas nos metemos en su mundo más íntimo para hablar de amor, hombres, minifaldas, y su vida de soltera.
 
Comencemos que el tiempo corre.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
María Eugenia junto a sus hijos Camila (16), María José (14) y Pedro (9)
 
—Venía para acá y pensaba en los gobernadores que fueron pasando: Cafiero, Duhalde, Ruckauf, Felipe Solá, Scioli… ¿Todos desaprovecharon la oportunidad de hacer que la gente de la provincia de Buenos Aires viva mejor?
 
—Yo creo que no me parezco mucho a ellos, ¿no? Y no sólo porque sea mujer. Creo que tiene que ver con mi historia y con quien soy, de dónde vengo.
 
 No soy como los que gobernaron antes Buenos Aires. Yo no soy parte del sistema político de la Provincia. Nunca lo fui
 
—¿Por qué vos vas a poder lograr todo lo que ellos no hicieron en tantos años?
 
—No soy como ellos. Yo no soy parte del sistema político de la Provincia. Nunca lo fui. Y al mismo tiempo sí me considero una vecina de esta Provincia, porque hace muchos años que la elegí para vivir y para formar mi familia. Entonces nunca dejo de ver la Provincia desde ese lugar de vecina, no desde la política histórica provincial que creo que le hizo mucho daño y de la que tienen que hacerse cargo los que gobernaron muchos años y no dieron respuesta.
 
—Te enfrentás a ese sistema.
 
—Me enfrento a lo que significa ese sistema: el juego ilegal, la corrupción en las fuerzas de seguridad, el narcotráfico, el paro docente cada marzo antes de empezar las clases… Yo creo que desde ahí se construye una Provincia distinta.
 
 Tener buena imagen es sólo una foto. Y lo que importa es la película, la huella que podés dejar, no cómo midas en una encuesta
 
—¿Te sentís acompañada en esta lucha?
 
—Sí, mucho. Yo no estoy sola, somos millones. Primero, los millones que me acompañaron en la elección, más el presidente, más mi equipo. Juntos estamos dando esta pelea.
 
“Cuando vos sentís que lo que estás defendiendo es lo correcto, te podés equivocar o no, pero lo hacés desde el estómago y desde el corazón”
 
—Sos la política con mejor imagen de la Argentina, estás liderando por encima del presidente de la Nación. Debe ser una responsabilidad inmensa, no sólo es la popularidad sino que también es la credibilidad.
 
—Eso pasa, es sólo una foto. Y lo que importa es la película, la huella que podés dejar, lo que puedas hacer, no cómo midas en una encuesta. Algún día voy a volver a ser una vecina más sin cargo y quiero volver a tener esa vida, caminar por la calle, hacer lo que hace todo el mundo y no tener esta responsabilidad. Pero hoy la tengo y la asumo.
 
—¿De dónde viene esa firmeza?
 
—Viene de los valores. Cuando vos sentís que lo que estás defendiendo es lo correcto, te podés equivocar o no, pero lo hacés desde el estómago y desde el corazón. Y eso te sostiene en días difíciles.
 
 Me costó aceptar que no iba a poder cambiar ni en un año y medio ni en cuatro todo lo que había estado mal durante 25 años en la Provincia
 
—Tenés que resolver el tema de la seguridad, hospitales, educación, narcotráfico, cloacas, rutas, transporte… Cuando te levantás a la mañana ¿por dónde empezás?
 
—Lo primero es entender que en un año y medio no voy a poder… Me costó aceptar que no iba a poder cambiar ni en un año y medio ni en cuatro todo lo que había estado mal durante 25 años.
 
—¿Te amargó?
 
—Tuve que aceptar que mi aporte era empezar a dejar una huella, iniciar un camino que iba a llevar mucho tiempo pero que en el proceso íbamos a ver los primeros resultados. Y que el camino ya era importante, no solamente la obra terminada. Mirá, ayer me pasó que fui a Pergamino y pude decirle a la gente mirándola a los ojos: "Va a haber más inundaciones, pero las obras empezaron".
 
 La inseguridad no me deja dormir, como tampoco deja dormir a la gente. Es lo que más me preocupa
 
—¿Qué quiere decir "No voy a poder ver"?
 
—Que en un mandato no se van a terminar.
 
—¿Te imaginás en un segundo, si te va bien?
 
—Hoy no pienso eso. Hoy no gobierno pensando que voy a seguir gobernando yo, sino tratando de empezar un camino que pueda seguir cualquier persona que quiera hacer cosas buenas por la Provincia. Sea de mi espacio político o no. Y pienso en el largo plazo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“La Argentina necesita que cada uno ya no haga más nada con parches, con improvisación, con relatos”, dice en su despacho del Banco Provincia
 
—De acá a 20, 30 años.
 
—Vas a tardar años en verlo. Pero por primera vez la Argentina -y creo que Mauricio hace lo mismo- necesita que cada uno ya no haga más nada con parches, con improvisación, con relatos. La gente quiere que hagamos lo que hay que hacer aunque cueste y lleve tiempo. Y quiere empezar a ver el camino, a ver algunas señales.
 
—¿Crees que ya se ven esas señales?
 
—Yo creo que hay señales de esperanza. Para mí que hoy haya casi 400 policías detenidos por investigaciones que se hicieron en mi gobierno, es un camino ¿Todavía no mejoró la seguridad? Es verdad. Pero pasan cosas que antes no pasaban. Antes la política miraba para otro lado. Para mí que hoy nuestros chicos tengan clases cuando aún no hay acuerdo con los gremios docentes, por primera vez en muchos años, es un cambio. Entonces en cada lugar vos podés encontrar como pequeñas señales de que vamos en la dirección correcta.
 
—Cuando te acostás, ¿qué problema te llevás a la cama?
 
—La inseguridad no me deja dormir, como tampoco deja dormir a la gente. Es lo que más me preocupa. Las peleas con las mafias son duras, difíciles. Y las mafias no se dan por vencidas. Eso me quita el sueño.
 
Pienso en qué me va a pasar a mí cuando cumpla 85. Cuando uno llega a esa edad lo primero que debería pensar es si hizo o no hizo su parte por un país mejor
 
—Siempre que te escucho hablar de gestión. ¿Tenés tiempo para pensar en la geopolítica? Macron en Francia, Trump, qué pasó en Irán. ¿O no te alcanza el día para mirar lo que pasa afuera?
 
—Estoy informada. Pero todas las cuestiones de política exterior las llevan adelante el presidente con el canciller y el jefe de gabinete Marcos Peña. Ellos nos representan increíble en el mundo y han hecho que se recupere la confianza en la Argentina. Parte de estas obras que hoy podemos realizar es porque el mundo nos cree y nos volvió a dar crédito a tasas bajas. Por supuesto que me preocupa si hay un problema en Brasil, porque eso tiene impacto en mi Provincia. Pero toda mi energía está puesta acá, desde las 7:30 de la mañana hasta muy tarde a la noche, sábados y domingos inclusive.
 
—Mencionaste Brasil, y recordé una entrevista que dio hace poco el ex presidente Enrique Cardoso. Dijo que tiene 85 años y que no puede creer que va a morir sin ver funcionando bien su país. ¿Qué crees que piensa un jubilado de la Argentina? ¿Vive con esperanza o pensará como Cardoso?
 
—Yo pienso en qué me va a pasar a mí cuando cumpla 85. Cuando uno llega a esa edad, si tiene la suerte, lo primero que debería pensar es si hizo o no hizo su parte. Yo creo que definitivamente Cardoso hizo su parte para que su país estuviera mejor. Y segundo, que a veces trabajamos por algo que no vamos a ver.
 
 Creo que todos tenemos que cuidar al Papa y no involucrarlo en la política electoral. Nos cuesta entender que él hoy está en el Mundo y tiene responsabilidades enormes
 
—Tenemos que acostumbrarnos a pensar en el futuro, aunque no nos llegue.
 
—Justo acaba de pasar la semana de Mayo. Muchos de esos próceres, esos argentinos que pelearon por nosotros, no vieron el país por el que estaban peleando. Pero en ese momento tenían un propósito: querían una Argentina independiente. Tomaron un riesgo y se jugaron por una Argentina que ellos no iban a ver.
 
—¿Vos crees en eso?
 
—Definitivamente. Yo también creo en eso de ser parte de un proceso que a lo mejor no te toca ver pero lo hacés por tus hijos, por tus nietos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“Siempre hablar con el Papa te llena el alma, ayuda, te enseña. Es alguien de quien siempre podés aprender”
 
—Veo fotos del Papa en tu oficina y que llevás un rosario en el cuello, ¿te lo regaló Francisco?
 
—Se dijo que me lo había regalado, pero es mío, él lo bendijo. Cuando lo fui a ver a Roma se lo llevé junto con otros rosarios que había comprado ahí en el Vaticano. Llevé muchos. ¿Para qué? Porque cuando voy a algún lugar en la Provincia, y me encuentro con gente de Fe o veo a algún familiar de una víctima de inseguridad, a veces los regalo. Y bueno, tiene como algo especial que los haya bendecido el Papa.
 
—¿Qué tanto tuvo que ver el Papa en tu gran elección?
 
—Yo creo que el Papa cuando era arzobispo de Buenos Aires nos ha dado un espacio de escucha como funcionarios. Y siempre hablar con él te llena el alma, ayuda, te enseña. Es alguien de quien siempre podés aprender. Pero otra cosa es su involucramiento político electoral.
 
 Vivir en una base militar es un cambio importante en mi vida. Pero cuando asumí sabía que iba a dar peleas contra las mafias y quería estar segura de poder cuidar a mis hijos
 
—¿Sentís que se involucra en la política interna?
 
—Creo que todos lo tenemos que preservar de eso. A los argentinos nos cuesta entender que él hoy está en el Mundo, no solamente en la Argentina, y tiene responsabilidades enormes. Y a veces tratamos de interpretar cada cosa que hace o dice en términos políticos. Insisto, lo tenemos que cuidar.
 
—Me contaron que estuviste en un foro con empresarios en el Sur del país y que quedaron muertos con vos. Decían que Macri vino a este mundo solo para parirte.
 
—Noooo, se va a poner celosa Antonia (se ríe).
 
—Hoy, más allá de tu cargo como gobernadora, sos una mujer separada y que fascina a muchos hombres. Pienso, ¿cómo hacés para llevar un novio a tu casa si vivís en una base militar? ¿cómo te saca el teléfono?
 
—(se ríe) Bueno, a la Base todavía no vino nadie. La verdad que vivir en una Base es un cambio importante en mi vida y en la de mis hijos. Pero bueno, fue una medida de seguridad. Cuando asumí la gobernación sabía dónde me estaba metiendo y sabía que iba a dar peleas muy difíciles contra las mafias. Quería estar segura de que podía preservar a mis hijos, de que cuando yo me fuera a trabajar y ellos se quedaran en casa, podía irme tranquila porque estaban en un lugar seguro.
 
—Tu casa anterior había dejado de ser segura.
 
—Yo vivía en una casa de barrio normal, con una reja adelante desde donde se veía directamente mi comedor y mi cocina. Y mi patio daba al fondo con un terreno vacío. Vinieron dos personas especialistas en seguridad y en dos minutos me dijeron "acá no podés estar". Y era difícil encontrar un lugar que cumpliera los requisitos. Bueno, la Base resultó una solución transitoria, porque no me voy a quedar ahí.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
María Eugenia, Macri y Rodríguez Larreta en un acto en La Plata y un vestido rojo que levantó comentarios
 
—¿Qué te pasa cuando llegás cansada a la noche después de dar pelea al narcotráfico, inundaciones, todos temas tan duros y estás sola? ¿No tenés ganas de encontrar a alguien?
 
—Yo creo que eso sólo puede pasar, Viviana, si aparece alguien que se enamora y que puede ver a la mujer y no a la gobernadora.
 
—Pero sos las dos.
 
—Pero es eso ¿no? Tiene que ser alguien que pueda verme a mí más allá de mi cargo, porque mi cargo un día se va a terminar.
 
 Hace un año que estoy separada y todavía no sé muy bien cómo manejar la relación con los hombres, y creo que ellos tampoco saben
 
—¿Sentís que no les pasa eso a los hombres?
 
—No lo sé. Todavía estoy como en un año de separada, de divorciada. Es como pronto. Todavía ni yo sé muy bien cómo manejar esto, y creo que tampoco los hombres saben. Es un proceso. Igual en mi corazón siento que cuando aparece la persona, aparece ¿viste? Te sorprende y rompe con todas las barreras y uno también las rompe. Así que cuando tenga que ser, será.
 
—¿Cómo te miran los hombres hoy?
 
—Y… no sé, porque no se animan a decirme mucho. Siempre tengo como esta cosa de "¿qué fantasía tendrán?". Porque a lo mejor ven a la gobernadora y les cuesta ver a María Eugenia, a la persona. Contame vos qué te dicen, a mí no me dicen nada…
 
 Los hombres no se animan a decirme mucho. Siempre tengo como esta cosa de “¿qué fantasía tendrán?”
 
—Te iba a decir "te quieren dar", pero no da (risas). Creo que generás muchas fantasías, que les gusta tu poder, tu seducción desde ese lugar. Pero siento que tiene que ser un tipo muy obtuso para no darse cuenta...
 
—Y muy seguro, también. Además, yo también tengo una vida…
 
—Vamos tirando tips. Edad promedio.
 
—No, no tengo requisitos tan rígidos.
 
—Sos muy madraza…
 
—Tengo tres hijos que son mi prioridad.
 
En mi corazón siento que cuando aparece la persona, aparece ¿viste? Te sorprende y rompe con todas las barreras y uno también las rompe
 
—Igual a esta altura vienen con hijos. Así que son los tuyos, los míos y los nuestros.
 
—Es cierto… Yo soy muy madraza y todo el tiempo que no estoy dedicada a la Provincia es de mis hijos. Ahora, trato de involucrarlos en la campaña, en mis actividades. Anoche, por ejemplo, tenía una cena en una ONG, en Conciencia, y le dije a mi hija mayor: "Acompañame, no voy sola, es una manera de que también vos veas mi trabajo". Quiero que mis hijos sepan que esta tarea tiene todo: esa cena y al día siguiente las botas embarradas en una obra hidráulica, el 25 de mayo en un comedor con los chicos para compartir el churro y el chocolate, y un rato después el Tedeum en La Plata. Todo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
María Eugenia Vidal en su despacho junto a sus tres hijos: “Ahora trato de involucrarlos más en mi campaña, en mis actividades, para que puedan ver y vivir todo lo que hace su mamá”
 
—¿Te das tiempo para desenchufarte? ¿Una serie en Netflix, un libro?
 
—A veces sí, los domingos. Ahora estoy viendo Sobreviviente designado, pero todavía no llegué a los capítulos nuevos.
 
—¿Quién te recomienda las series?
 
—El presidente recomienda muchas series.
 
—¡Hasta Macri parece más relajado que vos!
 
—¡Noooo! Te digo una cosa: como presidente trabaja mucho. Yo a veces lo critico porque hace almuerzos y cenas los fines de semana, y le digo: "Descansá". El otro día estaba con el tema de la gira, recién llegado de China y de Japón, y nos reunimos a la tarde. Todavía sufría el terrible cambio de horario y estaba a full. Vi salir ministros, entrar gente, cuando yo me iba entraba otro más. Le dije: "Pero pará, llegaste hace un día y ya estás como…". Me dijo: "Sí, todavía tengo el efecto del cambio de horario". Mauricio trabaja un montón. Es imposible no hacerlo en estas tareas. Vos tenés el teléfono 24 horas prendido.
 
El presidente me recomienda algunas series. Ahora estoy viendo “Sobreviviente designado”, pero todavía no llegué a los nuevos capítulos
 
—Hablando del teléfono encendido, si bien lo tenés las 24 horas a full Verónica Magario, la intendenta de La Matanza, dice que no la atendés. Mientras, Rogelio Frigerio está indignado preguntando qué pasa en La Matanza que no pueden ganar. Resumime el conflicto.
 
—Primero siento que en el 2015 hicimos una muy buena elección. Muchos matanceros nos acompañaron. Y sé que va a pasar lo mismo este año, porque también en La Matanza hay gente que quiere un cambio. Después, me parece que no hay que hablar de teléfonos o buscar lugares en el escenario, porque esas no son discusiones que le importan a la gente. Ella tiene hoy los despachos abiertos de todos los ministros, que lamentablemente es algo que muchos intendentes de su propio partido y del radicalismo, que tienen más de un mandato, me dicen que antes no pasaba… y no sólo en la Provincia sino también en la Nación.
 
—¿Los fondos llegan por igual a los municipios de Cambiemos que a los de los otros partidos?
 
—Hoy en los 135 municipios vos tenés obras provinciales y nacionales, no discriminamos. Los fondos se distribuyen por coparticipación, y eso no pasó nunca en la Provincia. Estamos para trabajar. Y la Matanza necesita menos política, menos chicana, menos mezquindad, menos cosa chiquitita y más trabajo en serio, grande, de verdad y a largo plazo.
 
Con mi ex marido, Ramiro, me llevo bárbaro. Estuvimos 18 años juntos y por suerte, para nosotros y para nuestros hijos, la relación es excelente
 
—¿Con el intendente de Morón las cosas cómo vienen? ¿Pide algo de "mandame más"? ¿Cómo te llevás con tu ex marido, Ramiro Tagliaferro ?
 
—Muy bien, muy bien. Me llevo bárbaro con Ramiro. Primero, estuvimos 18 años juntos y por suerte -para nosotros y para nuestros hijos- la relación es excelente.
 
—Para los chicos es lo mejor.
 
—Hoy los dos queremos que el otro esté bien, que sea feliz. Tenemos una gran relación de papás. Hablamos todo el tiempo sobre los chicos, sobre los límites que sean iguales en una casa que en la otra. No tomamos ninguna decisión importante sobre ellos sin consultarnos…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
María Eugenia, Rodrigo Tagliaferro y sus tres hijos el día de la asunción
 
—¿Cómo hacen para no mezclar la gestión con lo familiar?
 
—Nunca mezclamos temas de trabajo y como papás. Ni cuando estábamos juntos como matrimonio ni ahora. Yo me reúno con él cuando tenemos temas del partido y después hablamos, obviamente, de los chicos. Pero Morón no tiene ningún privilegio en relación al resto: con Ramiro trabajo igual que con los otros intendentes. Y además Morón es donde vivo, quiero que esté bien, más allá de que él es el intendente.
 
—¿Quién es más permisivo con los chicos?
 
—Yo un poco más. A pesar de que mis hijas adolescentes me critican, él es más de poner límites. Pero los dos vamos en la misma dirección…
 
 Como mamá soy bastante densa, porque así fueron mis padres conmigo. Soy mucho del sacrificio, del esfuerzo, de la responsabilidad
 
—¿Qué tipo de mamá sos?
 
—Como mamá soy bastante densa, porque así fueron mis padres conmigo. Soy mucho del sacrificio, del esfuerzo, de la responsabilidad. Yo voy paso a paso. Soy más transpiración que inspiración. Y a mis hijos les transmito eso.
 
—¿Tus hijos se parecen a vos?
 
—Sí. La más grande se parece un poco más al papá, pero tiene mis mismos gestos y la del medio es igual a mí. Hay mezcla ahí. Y el chiquito es el consentido.
 
—Hablamos de tus hijos y pienso en el conflicto docente y en todo lo que perdió la educación en estos meses.
 
—En este debate con los gremios docentes, que ya lleva más de 3 meses, lo que me sostiene es saber que por fin estamos discutiendo todo, no solo el salario: el presentismo, la capacitación… Creo que en esta discusión se ha mezclado mucho la política y lo partidario. Se han utilizado la defensa de los intereses de los docentes y los chicos en una discusión que, en realidad, tenía que ver con cargos gremiales, con políticas partidarias. Por eso un día dije que cada uno ponga sobre la mesa qué defiende y qué es, para que la gente sepa qué es lo que realmente representamos.
 
Todavía hay un viejo sistema que incluye a Cristina pero que no se agota en ella de usar la necesidad del otro para hacer política
 
—¿Creés que Cristina Kirchner se va a presentar en las elecciones?
 
—Yo siento que todavía hay un viejo sistema que incluye a Cristina pero que no se agota en ella de usar la necesidad del otro para hacer política. De prometer lo que no se va a cumplir y poner cartel de obra para que se vea sin importar si después se hace o no. De permitir mafias. Ese sistema todavía quiere dar pelea en esta elección para ver si la gana. Y va más allá de Cristina. Yo creo que ella es sólo una parte que tiene que ver con estos 25 años que el peronismo gobernó la Provincia.
 
—¿La gente volverá a querer el cambio?
 
—Creo que los vecinos no quieren más ese sistema. Siento que Cambiemos representa otra cosa, nos puede ir mejor o peor, pero somos y queremos otra cosa. Yo no quiero que ninguna persona pobre de esta provincia sienta que me debe nada. Que nunca diga "gracias a María Eugenia Vidal tenemos esto". No quiero porque es mi obligación responderle. No quiero nunca más una obra que no se pueda terminar. Quiero…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El timbreo: “Yo sé que los bonaerenses quieren poner de pie a la Provincia, porque lo veo todos los días en la calle”
 
—O que tenga tu nombre.
 
—… empezar y terminar. O que tenga tu nombre: un patrullero que diga "gestión Vidal". No quiero nunca más eso en la Provincia. Porque nosotros no le estamos haciendo ningún favor a nadie, estamos haciendo nuestro trabajo. Y a esa dignidad es a la que apuesto. Yo sé que los bonaerenses quieren poner de pie a la Provincia, porque lo veo todos los días en la calle. Para mí ellos son los argentinos más luchadores de todo el país, porque han resistido, han soportado mucha degradación y mucho maltrato.
 
 Yo no quiero que ninguna persona pobre de esta provincia sienta que me debe nada. Es mi obligación responderle
 
—Contame cómo empezás tu día en una provincia tan difícil.
 
—Mi día empieza siempre en la calle, en algún lugar. Hoy fue en San Fernando viendo esta obra, mañana puede ser en la casa de un vecino, pasado puede ser tocando el timbre o en una escuela o en un hospital. Siempre en algún lugar, escuchando: eso es lo que me recuerda todos los días que yo trabajo para ellos y no ellos para mí.
 
—Dijiste el otro día que desde que asumiste tenés una terrible contractura en la espalda. ¿Se te alivió sabiendo que Lilita (Carrió) iba a Capital y que está con Horacio (Rodríguez Larreta) y no con vos?
 
—La contractura no se me pasa con nada, Viviana…
 
Lilita no tiene fronteras. Espero que nos ayude porque vamos a dar una pelea fuerte en la Provincia
 
—En la Provincia vos preferiste candidatos desconocidos en vez de una mina power como Lilita. ¿Creés que con tu nombre es suficiente?
 
—Yo creo que Lilita no tiene fronteras. Independientemente de que ella sea candidata en Capital, es una candidata nacional, de todo el país. O sea, puede hacer campaña en la Ciudad, en la Provincia, en Santiago del Estero, porque es una persona respetada y valorada por todo el mundo. Así que para mí que esté en un lado u otro de la General Paz no define que ella… Y espero que Lilita nos ayude porque vamos a dar una pelea fuerte en la Provincia.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vidal y Elisa Carrió: “Lilita es una candidata nacional, de todo el país”
 
—Definime a Gaby Michetti y a Margarita Stolbizer.
 
—Gabriela fue la primera que abrió la huella para que todas las demás viniéramos. Es muy difícil llegar siendo mujer y Gabriela fue la primera a la que Mauricio le dio la oportunidad. Su honestidad, su dedicación, su sinceridad con la gente nos abrió espacio a otras. A Margarita la respeto mucho. Es mi vecina, nos encontramos en la peluquería a veces o en los negocios.
 
 Yo me llevo bien con Massa, hemos trabajado juntos. Lo que no quiere decir que esté de acuerdo con él en todo ni con Margarita
 
—¿Lo critican a Massa? Vos te llevas bastante bien con Massa.
 
—Yo me llevo bien con Massa, hemos trabajado juntos. Lo que no quiere decir que esté de acuerdo con él en todo ni con Margarita por su pertenencia al Frente Renovador. Pero yo trato de que la política no se vuelva personal porque después todos tenemos hijos, todos tenemos padres y a la noche tenemos una casa donde volver.
 
—¿Qué pasa cuando personalizás la política?
 
—No está bueno cuando personalizás y descalificás al otro, porque hay mucha gente al lado de esa persona que lo quiere y que sufre. Entonces trato de que la política se dé en una discusión de ideas y de gestión, de lo que se hace y de los valores, pero no desde el insulto al otro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Mauricio Macri y María Eugenia Vidal
 
—Te saco de la política. Tengo curiosidad: cada vez que te ponés minifalda, ¿explota tu teléfono?
 
—Explota mal.
 
 Cuando me puse el vestido rojo mi teléfono explotó mal… parte de mi equipo me llamó para decirme: “Es muy corta”
 
—Descubriste tus piernas, una cosa increíble.
 
—Explota mal porque parte de mi equipo me llama para decirme: "Es muy corta".
 
—Pero no hacía referencia a tus colaboradores… El otro día te vi con un vestidito rojo tremendo. Tiene que haber alguien…
 
—Mi mamá…
 
—No hablaba exactamente de tu mamá.
 
—Sí, pero son los primeros que aparecen. "Es muy corta", me dice. Te juro que ahora cada vez que me voy a poner algo, digo "ay, si es muy corto, si no es muy corto". Tanta crítica me inhibe. Quiero decirlo públicamente: la crítica de mi equipo me está inhibiendo. Anoche estaba en mi casa y cuando íbamos para la gala de Conciencia, le dije a mi hija: "¿Es muy corto esto?". Ya me estoy como traumando.
 
—Con la seguridad que vos tenés en todo, que te pase esto con la minifalda es algo increíble.
 
—¿Viste que en otros planos soy tan firme? Bueno, en esto dudo mucho.
 
—Te movés en un mundo de hombres y estás soltera. ¿Quiénes son los más lanzados? ¿Docentes? ¿líderes sindicales? ¿políticos? ¿intendentes?
 
—No hay un rubro… (se ríe) Y los intendentes son todos muy respetuosos. Pero alguno seguro hay, estoy pensando…. A ver, cuando fue lo de la minifalda, me llamó un amigo: "¿Puedo darle tu teléfono a tal?" . Y no, no podés ¿me entendés? Eso pasa. Pero la verdad es que yo creo que los hombres me tienen mucho respeto y no se me animan.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“Cuando estoy rodeada de mi equipo, de mis amigos, de mis hijos, eso a mí me desintoxica”, confiesa
 
—¿Te piropean por la calle?
 
—El piropo bien dicho, con respeto, lo tomo como un elogio. Y soy mujer y es lindo.
 
 Cuando llego a mi casa tengo un espacio con mis hijos que es irrenunciable: la cena con la tele apagada y nosotros hablando
 
—Con toda la presión que tenés a diario, ¿qué cosa te libera, te saca de ese entorno tan tóxico por momentos?
 
—Cuando llego a mi casa tengo un espacio con mis hijos que es irrenunciable: la cena con la tele apagada y nosotros hablando, y después vienen a mi cama. Ese espacio me desintoxica mucho. Y más tarde llega el ratito de ver tele, pero no miro programas políticos, veo algo de cable que no tenga nada que ver con la política. Necesito hacerlo antes de irme a dormir, o leer un libro…
 
—¿En qué momento del día dejás de ser "la gobernadora"?
 
—Cuando llego a mi casa siento que me saco el traje de gobernadora. Cuando estoy rodeada de mi equipo, de mis amigos, de mis hijos, eso a mí me desintoxica. Porque puedo concentrarme en ellos y ahí aparece María Eugenia. Ni para ellos, ni para mis amigos, ni para mis padres, ni para mi hermano yo soy la gobernadora. Ahí estoy yo. Y sólo en esos momentos cede un poco la contractura.
 María Eugenia Vidal: