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Miércoles, 28 de Marzo de 2018 11:02
Por Ariel Senosiain
 
Vivimos en el error: ya nadie puede poner hoy a Argentina como candidato. Qué hacer ahora...
 
El mundo estaba equivocado. Y se habrá dado cuenta del error con el histórico 1-6 en Madrid. Nadie puede ubicar a Argentina en el grupo de candidatos para el Mundial sólo porque algunos de sus jugadores se destacan en Europa. La Selección mezcla dos ingredientes fatales para armar un buen equipo: un numeroso grupo de jugadores poco confiables y un técnico que vive cambiando. A menor calidad, mayor necesidad de tener clara una formación. El ciclo ya tiene diez meses de cambios, tanto de esquemas como de apellidos y características. España no tiene al mejor del mundo, pero sí a varios de los mejores. Y cuando no tiene a alguno de ellos (Busquets y Silva), juega a lo mismo. Sampaoli armó un equipo distinto de lo que hubiera hecho con Messi y distinto de lo entrenado, casi sin jugadores que pudieran cambiar el ritmo: si el plan era disputarle la posesión nada menos que a España, ¿cuánto iba a durar el tiempo de pelota de Iniesta-Thiago-Isco y cuánto el de los volantes argentinos? ¿Cómo se iba a traducir esa supuesta posesión en peligro? Y yendo más allá, ¿cuántas conclusiones positivas hubiese generado un buen resultado teniendo en cuenta que no era un esquema a repetir en el tiempo? Cuanto más probó el técnico, más confundió. Ya no hay más chances de nuevas alternativas y mucho menos de experimentos. Ya no hay tiempo de analizar algunas variantes que no llegaron a ser vistas en la cancha (Salvio de lateral por ejemplo). Uno de los pocos puntos de partida posibles es que Argentina debe jugar con cuatro defensores. La línea de tres nunca resultó una garantía en el ciclo y los jugadores se manifiestan incómodos. Hay algunos que probablemente se transformen en titulares un poco por el nivel propio y bastante por los rendimientos ajenos: Mercado, Fazio...
 
Si un entrenador no define el círculo central, es imposible que defina el resto; los lugares comunes del fútbol fallan pocas veces: “Dime qué 5 tienes y te diré qué equipo eres”. En este caso, no sólo tendrá que aparecer alguna vez el nombre del segundo volante sino que Biglia (ya que Kranevitter no parece considerado) deberá dar la imagen de una pieza de columna vertebral
 
Los de arriba están claros. Son los que faltaron en el 1-6. Los que permiten que alguno piense que con ellos hubiese sido distinto frente a España. Los que llevaban a que en el exterior se colocara a Argentina en el primer grupo de selecciones. Hasta que el viaje a Madrid armó mejor la tabla.
 
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