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Argentina 0 - Croacia 3: Caballeros de la angustia Imprimir
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Jueves, 21 de Junio de 2018 17:08
Por Diego Macias
 
Argentina se cayó a pedazos tras el error del arquero y perdió 3-0 con Croacia. Las razones de un papelón que la deja al borde de la eliminación.
 
Se puede jugar peor que contra Islandia. Se puede hacer un papelón histórico. Se puede tener tanta apatía. Se puede no querer la pelota. Se puede sufrir uno de los goles más insólitos de las Copas del Mundo. Se puede ver también al mejor jugando en el peor partido de su historia. Argentina no sólo perdió bien contra Croacia y quedó al borde de la eliminación del Mundial, sino que cerró un ciclo en el que la mochila por las finales perdidas terminó siendo el peso que la terminó hundiendo. Caballeros de una angustia que duele en el alma de tantos argentinos que se vinieron hasta la otra parte del mundo con la ilusión de al menos pelearla.
 
El partido estuvo claro desde el inicio: cuando atacaba Croacia, Argentina sufría mucho. Pero cuando Argentina se adelantaba, los croatas mostraban las mismas confusiones. Con un buen arranque de Enzo Pérez, con Salvio más conectado, con Acuña encendido, la Selección hasta pudo ponerse en ventaja cuando el volante de River se lo perdió con el arco libre. La circulación de la pelota en defensa daba miedo. Era todo un anuncio. Mientras, Messi se mostraba algo activo para ayudar a presionar, pero sin querer la pelota. Si esa devoción que él tiene por llevarla, cuidarla, tratarla bien. Y así fue de abúlico todo su partido y su responsabilidad termina estando casi al mismo nivel del insólito error de Caballero.
 
Croacia, con el maestro del juego Modric, mostró los dientes de entrada y supo que habría algún error para aprovechar. Está claro que jamás pensó que el regalo sería tan grande. Nunca se pudo imaginar Rebic que Caballero iba a intentar lo que intentó. Y si la estructura del equipo estaba agarrada con dos alfileres, se desmoronó rápidamente. Otamendi ya no podría solo, Mercado aguantó lo que pudo y Masche corrió lo que le dio. El tema es que no tuvimos juego. Que llegamos al Mundial por un partidazo de Messi en Ecuador y que estamos casi afuera porque los mejores jugaron mal. Muy mal.
 
Caballeros de la angustia de millones que se identifican cada cuatro años con los colores. Que le pusieron un color diferente a Rusia, que se vinieron en bicicleta, a dedo, como fuera. Que bancaron hasta donde pudieron porque se dieron cuenta enseguida de que se trataba de una crónica de una derrota anunciada. Anunciada en la apatía, en la desorganización, en la falta conceptual para entender qué pedía el partido en cada momento. Las cartas de Higuaín, de Dybala y de Pavón se terminaron jugando cuando el caos futbolístico ya era la angustia.
 
Mientras se digiere el golazo de Modric o el toqueteo para el 3 a 0, se pueden hacer cálculos y la chance matemática está. Difícil se vaya igual esta angustia que nos partió al medio. La imagen impotente de Messi en el final resumió el estado de ánimo de una Selección que no hizo mucho para no recibir uno de los peores golpes de su historia.