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Los prejuicios frente a los casos de feminicidio:"Algo Habrá hecho...." Imprimir
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Sábado, 04 de Diciembre de 2010 12:08

Por: Lic. María Emilia de la Iglesia
Muchas veces los casos de violencia doméstica, subestimación de género y estigmas sociales por el hecho de ser mujer quedan invisibilizados cuando eso que vemos en la televisión, sucede en algún barrio lejano, donde la impersonalidad de la ciudad encubre los detalles sobre la identidad de las mujeres, su historia, su cercanía, fruto muchas veces de la cobertura machista por parte de los medios de comunicación de estos casos.

Pero cuando amanece un pueblo de 1.700 habitantes como González Moreno con la noticia del asesinato de una mujer a manos de su ex marido…el escalofrío recorre la piel.

Y pese a ver sistemáticamente en los medios estos casos de violencia, vuelve la pregunta: ¿qué pasa en nuestra sociedad? ¿por qué el solo hecho de ser mujer habilita a que en la Argentina asesinen tres mujeres cada dos días?

Y un caso como el de Daniela Lorenza Miranda recorra las cocinas y los zapatos de todos los vecinos que desde sus cómodos sillones exhiben las respuestas más machistas e inhumanas que puedan escucharse: “Por algo habrá sido”, “Dicen que salía con otros hombres” “Una puta menos en el pueblo” “Para que aprendan…”.

Paralelamente, aunque más subterráneos, están los otros dichos que revelan la trama de la violencia de un pueblo, donde aparentemente “nunca pasa nada”. Aunque cotidianamente los hechos de violencia y golpes hacia las mujeres son sistemáticos y callados por los propios vecinos, y por las mismas mujeres que deciden “no decir” por miedo a represalias o con la esperanza “que esta vez va a cambiar”.

Es evidente que la violencia machista está instalada en todas las clases sociales y en las propias mujeres que asumen este rol asignado de sumisión. Que nadie ose a cambiar el orden de cosas, porque no será perdonada, será injuriada o en el peor de los casos asesinada por quien supone detentar la propiedad de su cuerpo, su mente y su voluntad.

El caso de Daniela, como el de las 206 mujeres en lo que va del año en todo el país, tiene que hacernos reflexionar y accionar en consecuencia. Las mujeres deben denunciar a sus maridos en caso de violencia, las otras mujeres y vecinos deben realizar núcleos de contención y denuncia. El Estado debe garantizar los canales para poder evacuar estas graves problemáticas, sin que las mujeres sientan temor a represalias.

Pero en González Moreno no fue el único caso. Son recordados el asesinato el 7 de noviembre del año pasado de Manuela Barraza por parte de su esposo, Antonio Nicolás Vidal, quien finalmente se suicida. El móvil en este caso se presume fue económico, pero desenmascara la violencia social en la que se vive, donde los conflictos se dirimen por la fuerza.

El pasado miércoles 24 de noviembre pidieron 12 años de prisión al empleado de la estancia Balbiani que violó a su hija de 12 años y fue denunciado por la directora de la escuela Nº 4 de González Moreno, cuando se presenta en la estancia al constatar que la niña no está yendo al colegio y que está embarazada. La otra cara de esa infame realidad es que el 15 de diciembre toda la familia quedará en la calle, porque deberán irse de la estancia. Con lo cual esta mujer con su hija, su nieto recién nacido (hijo de su propio marido), y sus otros hijos deben pagar el costo de la dependencia económica. Estos círculos perversos son los que provocan que muchas mujeres no denuncien al violador, al golpeador, por temor de quedarse en la calle, por ser rehenes de esta situación.

El 25 de noviembre fue el Día internacional de la no violencia contra la mujer…es hora de poner en práctica las consignas y enfrentar el poder patriarcal instalado para que se cumplan efectivamente los derechos de las mujeres.

Datos escalofriantes

El mismo día que asesinaron a Daniela Lorenza Miranda en González Moreno, el Observatorio de femicidios “Adriana Marisel Zambrano” de la Asociación Civil Casa del Encuentro presentaba su informe de investigación de femicidios en Argentina, que comprende los 206 casos sucedidos del 1º enero al 31 de octubre de 2010. Los datos fueron recopilados de las agencias informativas: Télam y DyN y 120 diarios de distribución nacional y/o provincial así, como el seguimiento de cada caso en los medios.

Según se afirma en el informe: “el término Femicidio es político, es la denuncia a la naturalización de la sociedad hacia la violencia sexista. (…)

El Femicidio es una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres, es el asesinato cometido por un hombre hacia una mujer a quien considera de su propiedad.

Este concepto fue desarrollado por la escritora estadounidense Carol Orlock en

1974 y utilizado públicamente en 1976 por la feminista Diana Russell, ante el Tribunal

Internacional de los Crímenes contra las Mujeres, en Bruselas.”

Este informe revela que la edad de las mujeres asesinadas en mayor porcentaje oscila entre los 19 a 30 años (74 casos) y de los 31 a los 50 años (63 casos). Justamente esta es la edad donde la mujer se desarrolla plenamente en el plano sexual, social y laboral.

La baleada es el modo de ejecución más utilizado por parte del feminicida (57 casos, contando el de Daniela), le sigue la puñalada (41 casos) y la golpiza (38 casos).

El vínculo con la víctima que prepondera en los casos de femicidio es el de esposos-parejas-novios (76 casos) y ex esposos, parejas, novios (63 casos, contando el de Daniela)

En 26 femicidios se constató la existencia de denuncias previas al hecho, contra el agresor. Este número si bien indica que esas vidas se pudieron haber salvado si las autoridades cumplían con su deber, sigue siendo ínfimo en relación con el total de casos, lo que comprueba la no denuncia por parte de las mujeres de los hechos de violencia.

La provincia de Buenos Aires es donde más casos se detectan. En este punto cabe aclarar que en muchas situaciones los asesinatos no trascienden los periódicos o las agencias de noticias oficiales, con lo cual es de suponer que los índices son aún mayores.

 

El caso de Daniela

Según las declaraciones del comisario de González Moreno, Julio Silva, a las 6:35 de la mañana se presentó en la comisaría Ramón Eulogio López, tocó la puerta y dijo “Me mandé una cagada, le pegué un tiro a la Daniela, meteme preso, vengo a entregarme, para mi está muerta, te entrego el revólver y la llave del auto”.

En la estancia Don Remigio, distante unos 12 km. de González Moreno, estaba el cuerpo de Daniela Lorenza Miranda tirado sin vida con un tiro en el pecho.

Daniela era la conductora oficial de la combi que llevaba y traía a los chicos de la estancia Don Remigio a la escuela del pueblo todas las mañanas. Muy temprano partía con todos los trabajadores para la estancia y allí emprendía su viaje cargada de jóvenes y niños.

Separada hacía no más de tres meses de Ramón, por pedido de su propia hija Camila ante los sucesivos hechos de violencia doméstica sufridos, se había instalado con sus dos hijos en González Moreno.

Otra fuente recordaba un hecho puntual, anterior a la separación: el haberla visto con el ojo morado, golpeada y frente a la pregunta: ¿qué te pasó?, ella contestó “no…nada…me caí de la cama”.

Si bien fuentes policiales plantean que el hombre no tenía antecedentes violentos registrados, una fuente muy allegada, que prefiere preservar su identidad, revela que Daniela le había confesado que Ramón la golpeaba. También afirma el haber presenciado sucesivos llamados y mensajes de texto del ex marido. Del mismo modo resalta el cambio positivo que ella había observado en Daniela cuando logró separarse del marido, “porque podía vérsela más feliz”.

Ramón, molinero de la estancia, recientemente se había operado de próstata y Daniela lo había acompañado en este duro tránsito, prácticamente sin dormir, se turnaba entre el hospital y su trabajo.

Por otra parte “las cocinas de González Moreno” justifican de manera infundada el hecho enumerando supuestos amantes de Daniela y avalando de este modo irracionalmente la acción violenta y terrible de su ex marido al dispararle en el pecho con un revólver calibre 32.

Todos los días Daniela llegaba a la misma hora a la estancia y pasaba por el puesto de su ex marido para ver cómo estaba. En ese momento estaban los dos solos.

Los hechos hablan por sí mismos: es prácticamente irrefutable la premeditación del hecho, se trataba de un jueves a las 6 de la mañana, la esperó, la mató y viajó hasta González Moreno, se entregó y sin llantos, apenas un poco de nerviosismo, dio la llave del auto.

La justicia dictaminará el destino de Ramón, quien actualmente se encuentra detenido en la comisaría de la ciudad de América.

El jueves a la tarde se sucedieron las declaraciones en la comisaría de González Moreno, las cuales se reservan como secreto de sumario.

“Una cagada”, declaró Ramón…como un chico que roba algo, o choca el auto…sin embargo estaba hablando del asesinato de una mujer…

Es hora que la sociedad se haga cargo de su violencia y de sus complicidades, que no se avale con el mutismo o con la triste frase “algo habrá hecho” ningún tipo de violencia hacia ninguna mujer, ni hacia ningún ser humano, nunca más.

 

Los prejuicios frente a los casos de feminicidio: