Archivo Master News

La Sociedad Rural de Rivadavia junto a la Municipalidad de Rivadavia, están llevando a cabo reconocimientos a vecinos de las localidades del Distrito durante los fogones enmarcados dentro de la Cabalgata Candido Mansilla, debido que la misma se hace en adhesión al 75º Aniversario de esta entidad rural.

 

En la localidad de González Moreno el reconocimiento recayó en Don Luis Avalos

 

Luis Avalos nació en Merlo, Provincia de Buenos Aires, un 12 de diciembre de 1924, hijo de Adolfo y Aurelia, hermano de Adelina y Coca.

 

En su niñez su familia se trasladó a la zona rural de Quemu Quemu, La Pampa, donde termino la escuela primaria y comenzó a trabajar con su padre en el campo, una de las épocas de las que provienen sus mejores anécdotas.

 

Lo que siempre contaba de esos días de trabajo duro, era cuando junto a su padre, y siendo todavía un chico, llevaban mucha hacienda de la famosa feria de Valentín Gómez hasta la zona de Ezeiza , Buenos Aires, con viajes de hasta 30 días.

Una vez en destino, cargaban las tropillas en los trenes de carga y regresaban a sus pagos.

 

Después de hacer el servicio militar con 20 años, empezó a trabajar en la estancia Los Aliados de Harriet y, tiempo después, paso a Don remigio, propiedad de la misma firma, con la que permaneció trabajando alrededor de 40 años.

 

Se casó con Irene Rodríguez, a quien conoció en los famosos bailes de la Colonia Viñas y con quien tuvo 3 hijos, Jorge, Horacio y Ricardo.

Ellos, con el tiempo, lo convirtieron en abuelo de 4 nietos y 5 nietas.

 

Hombre amante del campo, acostumbrado a las tareas rurales y muy de a caballo. Fue un gran pialador y hacia maravillas con el lazo. También se destacó en las carreras de sortijas, una de las destrezas favoritas y en las que casi siempre se quedaba con el premio.

 

Admirador de Molina Campos, fanático de las milongas gauchescas, el tango, los caballos y las domas, televidente de Folklorismo y Jesús Maria, lector indiscutido de La Reforma y oyente fiel, siempre pegado a la radio.

 

Hombre conservador, culto, y con una memoria envidiable. También de pocas pulgas y de “puteada” fácil, pero respetuoso y serio como ninguno. Gran padre, buen compañero y mejor amigo.

 

Vivió una vida de sacrificio y esfuerzo, de golpes duros y grandes satisfacciones, pero fue feliz, en su casa y rodeado siempre de la familia, su prioridad y sostén.

 

“Don Luis”, “Don Ávalos”, “El Lucho”…, su vida se apagó un 22 de junio de 2011 a los 87 años, dejando atrás un legado de trabajo, dedicación y tradición.