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Llegan nuevas costumbres porteñas: baños sin distinción de género y cambiadores para bebés en los sanitarios masculinos Imprimir
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Miércoles, 28 de Noviembre de 2018 00:02
Por Graciela Gioberchio
 
Son cambios con perspectiva de género y diversidad sexual que, de manera optativa, introduce el nuevo Código de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires en restaurantes, boliches, bares, universidades y hospitales. Su aprobación final será antes de fin de año. Especialistas analizan su impacto frente a hábitos culturales arraigados
 
"¿A qué baño voy?". La pregunta dispara el dilema que muchas veces surge en lugares públicos entre mamás con hijos, papás con hijas, gays y trans. "Soy hombre y mi hija de cuatro años quiere ir al baño: ¿entro al de los hombres o al de las mujeres?". "No voy al de mujeres porque no me percibo como tal y me siento inseguro e incómodo de ir al de hombres".
 
La división entre baños de hombres y de mujeres puede poner a varias personas en situaciones muy incómodas en urbes donde conviven identidades diversas. En las principales ciudades del mundo, sobre todo en Europa, Estados Unidos y Asia, crece la necesidad de que las normas y la arquitectura acompañen esa realidad a partir de cambios en las estructuras tradicionales para evitar la discriminación y fomentar el respeto. La Ciudad de Buenos Aires se suma a esa tendencia mundial.
 
Todo parece indicar que 2018 se convertirá en el último año en el que los baños separados para mujeres y varones sean obligatorios en los espacios porteños de acceso público. Es que el Nuevo Código de Edificación, cuya aprobación final se concretará antes de fin de año, incorpora nuevas costumbres inclusivas: habilita baños sin distinción de género, suprime la obligatoriedad de los mingitorios, establece el baño familiar en centros comerciales de afluencia masiva, agrega cambiadores para bebés en los sanitarios masculinos y, en forma obligatoria, dispone lactarios en todos los edificios públicos y en determinados establecimientos educativos.
 
En la Ciudad ya hay algunos antecedentes al respecto. Uno de ellos es la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde en agosto del año pasado se creó un baño sin distinción de género en el tercer pabellón de Ciudad Universitaria. Recientemente, y tras un largo proceso de debate, la Escuela Técnica N° 6 "Fernando Fader" se constituyó en la primera de la Ciudad de Buenos Aires que aprobó la incorporación de baños sin distinción de género. También hay sanitarios unisex en otras universidades, como la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la primera del país en instalar baños mixtos en 2012, y en algunas empresas privadas, como en las oficinas de General Electric que funcionan en el barrio porteño de Saavedra.
 
Hábitos muy arraigados
 
La división entre baños de hombres y de mujeres puede poner a varias personas en situaciones muy incómodas
 
Hay quienes ven con buenos ojos estas modificaciones porque las consideran necesarias para dar respuestas a distintas situaciones cotidianas: que un papá pueda cambiarle los pañales a su bebé en el baño de un shopping, o que las chicas y chicos gays y trans puedan elegir a qué baño ir. También desde lo funcional hay propietarios de restaurantes o bares que sostienen que disponer de baños unisex permite optimizar el espacio de los locales. Pero como son cambios que afectan hábitos muy arraigados, también generan debates, rechazos y miedos.
 
En diálogo con Infobae, el médico psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Harry Campos Cervera, consideró que "los jóvenes van a vivir este cambio de manera natural, y va a tener más impacto sobre la gente mayor, sobre quienes la división por género es parte de su acervo cultural".
 
Y explicó: "Es cierto que ahora genera cierta sensación de incomodidad cuando uno se cruza en un baño público con personas de otro sexo. Seguro al comienzo surgirán algunas dificultades y los hombres tendrán que acostumbrarse a levantar la tapa del inodoro pensando que una mujer pueda sentarse sobre la misma. Espero que no lleguemos a las propuestas de los países nórdicas que intentan imponer que los hombres hagan pis sentados".
 
"Celebramos la incorporación en el código de la posibilidad de pensar un baño sin distinción de género. Quitar la obligatoriedad de baños para varones y baños para mujeres significa que será facultativo, es decir que cada institución o espacio lo puede elegir. En términos de inclusión, esto es muy positivo", afirmó a Infobae Leonardo Giaimo, de la Agrupación 100% Diversidad y Derechos, que participó en la audiencia pública.
 
"Hacia lo privado -continuó Giamo-, en nuestras casas, tenemos baños sin distinción de género. Y hacia lo público aparece esta cuestión de la intimidad que creo tiene mucho que ver con el mingitorio, un artefacto absolutamente patriarcal que expone los genitales y genera una situación de sexualizacion del sanitario. El código elimina su obligatoriedad y reemplaza dos mingitorios por un retrete. El resultado es un único espacio sin distinción de género con retretes cerrados".
 
Sin embargo, Giaimo se pregunta si actualmente nuestra sociedad está culturalmente lista para recibir esta modificación. Y enumeró algunas de las cuestiones que se plantean: "Al encontrarse con hombres en el baño, entre las mujeres aparece el tema de la intimidad, la privacidad y la seguridad; también aspectos relacionados con la higiene o con el tiempo que tardan las mujeres y las largas filas que se forman".
 
El mingitorio también será optativo en los baños masculinos
 
En diálogo con Infobae, el médico psiquiatra y psicoanalista, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) Juan Tesone, analizó que "toda medida innovadora, como por ejemplo el debate por el aborto y la educación sexual, genera resistencia al cambio, tanto de manera individual como grupal. Es una evolución casi inevitable". Y en ese sentido, consideró que lejos de generar riesgos de acoso o abuso -situaciones que pueden ocurrir en cualquier lugar- los baños unisex son una apertura interesante por fuera del binarismo que evita la discriminación".
 
"Se trata de una tendencia mundial, que sólo no se observa en los países musulmanes. Es también una tendencia que tiene que ver con el costo del m2 y la optimización del espacio. Es una medida que apunta a hábitos sociales y culturales, pero también es de índole económica: en Buenos Aires el precio del m2 es muy alto", subrayó Tesone.
 
Para Giaimo se trata de cuestiones culturales, de índole sexista. "Por eso creemos que los baños sin género son espacios de información y educación en los cuales, por ejemplo, en las partes públicas de las bachas, se pueden exponer campañas de educación sobre diversidad, seguridad, acoso, abuso, convivencia y respeto. Y en ese sentido, las facultades e instituciones públicas son los mejores espacios para que den el ejemplo en esta avanzada".
 
Un código que requiere actualización
 
El Código de Edificación (CE) establece qué condiciones deben tener las edificaciones puertas adentro, es decir cómo y con qué materiales se tienen que construir. Sin dudas, está bastante desactualizado porque entró en vigencia en 1943. Junto al Código de Planeamiento Urbano (CU) son las dos normas básicas que dan forma a la Ciudad. El CU fija dónde, cuánto y con qué criterios se debe construir; también tiene sus años: data de 1977.
 
 
Los espacios para las madres dispuestos en el Hospital Garraham. Los lactarios serán obligatorios para todos los edificios públicos y los establecimientos educativos de nivel inicial e institutos de menores de 6 años, cuando asistan menores de un año, a partir de los 20 menores
 
Con el objetivo de aggiornarlos, en los últimos años la Legislatura porteña comenzó a discutir su reforma con distintos sectores de la sociedad. El proyecto recibió la aprobación inicial el 6 de septiembre pasado. El 5 de noviembre, vecinos, desarrolladores, académicos, arquitectos y urbanistas expusieron, con argumentos a favor y en contra, durante una audiencia pública. Ahora, los legisladores están abocados a la revisión de las presentaciones y a la introducción de posibles modificaciones. Y antes de fin año será el turno de la segunda lectura de la Legislatura, donde el oficialismo cuenta con los votos para aprobar el proyecto.
 
Victoria Roldán Mendez, diputada del bloque Vamos Juntos (VJ) en la Legislatura porteña y presidenta de la Comisión de Planeamiento Urbano, explicó a Infobae que el código requería cambios porque "claramente hoy tenemos conformaciones de familias y de ciudad muy diferentes a las de hace más de 70 años". Y apuntó que el proyecto "es el resultado de un proceso participativo que incluyó numerosas mesas de trabajo y comisiones de debates".
 
En esa línea, Franco Moccia, ministro de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad de Buenos Aires, precisó a Infobae que la sanción del nuevo código permitirá atender demandas ciudadanas actuales: "En cuanto a los baños familiares y los cambiadores en los baños masculinos permiten que no solo sean las mujeres las involucradas en las instancias de cuidado de los más chicos, acompañando así la demanda respecto a la necesidad de lograr paridad con el varón en estas tareas".
 
Cómo debe ser cada espacio
 
El nuevo CE, que consta de casi 400 páginas, detalla las condiciones generales que debe tener cada tipo de espacio, tanto los destinado a baños como los sectores para amamantar y cambiar a los bebés. Aquí, sus principales características sintetizadas por la arquitecta Verónica Copola, directora de Interpretación Urbanística del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad.
 
Baño unisex: la especificación de los baños por género o sexo no será obligatoria, sino facultativa, es decir optativa. Y las escuelas están exceptuadas. Cada recinto debe garantizar seguridad y privacidad en los cubículos, y se comparten el lavamanos y el espejo. Los mingitorios u orinales no serán obligatorios y podrán ser reemplazados por un inodoro o retrete cada dos mingitorios o fracción, que se determina en base al factor de ocupación (cantidad de público o usuarios) que tiene cada predio, edificio o local.
 
Baño familiar: estos baños están pensados para menores de 10 años, quienes podrán ingresar junto con una persona adulta. Deben contar con un inodoro para menores, un lavabo o lavamanos para menores y otro para mayores, y un cambiador para bebés. Todos los locales comerciales de afluencia masiva o de espectáculos con una superficie mayor a 2.000 m2 deberán tener baños familiares en cada nivel de acceso público.
 
Cambiadores para bebés: en cada nivel de acceso público de los centros de afluencia masiva y en los locales que requiere un mínimo de cinco retretes, tanto en los baños convencionales como en los destinados a las personas con discapacidad, debe incluirse un cambiador rebatible que debe preverse un lado mínimo de paso de un metro de manera tal que cuando se encuentre desplegado no obstruya las circulaciones ni los pasos. En el caso en el que los baños se distingan por sexo, el cambiador debe colocarse en el área de antebaño común a ambos. Caso contrario, deberá incluirse uno en cada uno de los servicios.
 
Lactario: serán obligatorios para todos los edificios públicos y los establecimientos educativos de nivel inicial e institutos de menores de 6 años, cuando asistan menores de un año, a partir de los 20 menores. Tienen que estar ubicados en áreas seguras y tranquilas, independizados de los baños. Podrán ser incorporados dentro de locales de espera, hall, espacio común o acceso al edificio, o adyacente a los mismos, siempre que sean independientes y que no estén integrados a la circulación. Deben brindar privacidad a sus usuarias.
 
Algo más para tener en cuenta: el nuevo código no cambia cuestiones que sí o sí deben acatarse. Sigue siendo obligatorio cumplir con determinada cantidad de baños por metro cuadrado, de acuerdo al uso del local. Por ejemplo, en un boliche, a partir de los 150 metros cuadrados debe haber dos lavamanos, cuatro inodoros y dos mingitorios. Y estos últimos pueden ser reemplazados por un inodoro más.
 
Y en cuanto a los locales que hoy tengan baños diferenciados y quieran hacerlos unisex no tendrán que pedir ningún permiso especial. Sólo deben hacerlo si quieren modificar la superficie del establecimiento por el cambio, como, por ejemplo, si se decide tirar abajo una pared.
 
 Llegan nuevas costumbres porteñas: baños sin distinción de género y cambiadores para bebés en los sanitarios masculinos