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Hizo cientos de trasplantes, ahora está en la lista de espera del Incucai Imprimir
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Lunes, 17 de Diciembre de 2018 20:03
Por Esteban Pittaro, columnista invitado. 
 
Un médico que salvó centenares de vidas y procuró trasplantes, ahora está a la espera de un órgano para poder seguir viviendo.
 
Durante años luchó para posibilitar trasplantes, hoy él espera uno. Se difundió por estos días una campaña orientada a la concientización de la importancia de la donación de órganos a partir de la espera por un pulmón para, como se ha viralizado, “el Dr. Eduardo”. Se trata de un destacado médico argentino intensivista pediátrico de extensa trayectoria en distintos hospitales, de reputación internacional, miembro del primer equipo que realizó un trasplante hepático pediátrico en la Argentina, y como director médico de un Hospital, líder de varios programas de trasplante.
 
Eduardo es, y lo ha sido durante muchísimos años, un activo promotor de la donación de órganos. Pero hoy Eduardo espera un órgano, como más de 10400 argentinos en todo el país. Se trata de pacientes cuyo único tratamiento para poder seguir viviendo es el trasplante. A ellos, se les realiza una evaluación exhaustiva para determinar si están en condiciones de ser trasplantados e ingresan en una lista de espera rigurosamente controlada, sin distinción de edad y sexo.
 
En el caso de Eduardo, se necesita un pulmón. Mueren cerca de mil personas por día en la Argentina; muy pocas de ellas efectivamente logran donar sus órganos, ya que no siempre se dan las condiciones médicas para donar. Si bien es cierto que desde la sanción de la ley Justina ha sido notable el incremento de donantes en todo el país, la espera para las familias de personas como Eduardo se vuelve angustiante.
 
¿Qué hacer para ayudarlos? ¿Sirve difundir? Muchos creemos que sí. Mucho. Y por varios motivos. Claramente, sirve para concientizar, para recordar permanentemente que el final de una vida puede ayudar a que otros sigan viviendo. Sirve para reforzar la esperanza de 13 personas que este año aún quedan en lista de emergencia nacional. Pero sirve para también mostrarles que estamos cerca de ellos, porque necesitan cercanía, necesitan sentir que en ese mundo que para ellos se detiene en una eterna espera hay muchos que seguimos con nuestra vida, pero que los tenemos muy presente. Sirve para que los que tienen fe recen: cierren los ojos unos segundos y en el corazón pidan por aquel que necesita, por su familia angustiada, por los médicos solícitos a salir disparados hacia donde sea en búsqueda del órgano que estas familias están esperando.
 
La donación de órganos no puede depender de las campañas de pedido de ayuda de una familia que se encuentra esperando el órgano que no aparece. Tenemos que hacer lo posible porque nuestra reacción solidaria se haga cultura. Pero mientras tanto, estas campañas son un recordatorio permanente, una invitación a interesarnos por el otro, por aquel que es mi conciudadano, por ese que cuando yo lo necesite también se va a movilizar para ayudarme.
 
Hoy, muchos que conocemos y damos gracias a Dios por conocer a Eduardo, que aprendimos y aprendemos de él, rezamos y nos comprometemos en difundir su historia. Lo hacemos sabiendo incluso que cuando se recupere, desde su característica modestia y perfil bajo, nos va a reprender. Pero queremos estar cerca suyo y de su familia, como durante décadas él como médico lo estuvo de, literalmente, decenas de miles.
 
(*) Comunicador, Doctor en Periodismo.
 
   Hizo cientos de trasplantes, ahora está en la lista de espera del Incucai