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Cómo nació la obsesión por la perfección: los primeros años de Manu Ginóbili, contados por su "mejor socio" Imprimir
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Martes, 12 de Marzo de 2019 15:09
Luis Decio, con quien compartió cancha desde mini hasta mayores en Bahiense del Norte, rememoró los inicios del ex San Antonio Spurs
 
Por Juan Franco Gagliardi
 
Facundo Marchese, Luciano Castro, Gastón Nunzi, Sebastián Ascolani, Gabriel Nóbile, Diego Frers, Ignacio González, Juan Ignacio Carchini, Javier Tolosa, Luis Decio, Luciano Concetti, Matías Dillon y Guillermo Gardes, uno de los más recordados planteles de Premini de Bahiense del Norte. Entre esos nombres se destacaría una dupla que, incluso fuera de las canchas, sería inseparable, que con solo una mirada se entendía a la perfección. Se trata de Manu Ginóbili y Luis Decio, a quien el ex hombre de los San Antonio Spurs colocó como uno de los mejores bases con los que jugó en su carrera.
 
"Empezamos en el baloncesto desde niños. Tenía 4 ó 5 añitos cuando lo conocí. Yo empecé después que él. Compartimos todas las categorías formativas, desde niños hasta mayores; aunque allí coincidimos poco, porque estaba Pepe Sánchez, que fue el primero de nuestra camada que llegó a Primera. Luego fue Manu, y el tercero fui yo", rememoró Decio, desde España, ante el llamado de Infobae.
 
Aunque varios entrenadores y hombres del básquet tenían sus dudas sobre la evolución que podría tener el menor de los Ginóbili a raíz de su físico (era muy flaco y no tan alto como sus hermanos a su edad), su inseparable compañero se percató de que él tenía algo especial y distinto. En sus primeros años comenzó a desarrollar una especia de obsesión por mejorar. Tenía "hambre de competitividad", algo que sería clave para lograr todo lo que logró en su carrera como profesional.
 
"Manu no era un chico normal, en el sentido que era muy inquieto. Ese hambre competitivo se fue desarrollando hasta conseguir lo que logró. Manu fue puliendo eso. Vi en YouTube la semana pasada un video que hablaba de él que decía que en Estados Unidos lo comparaban con el hambre competitivo que tenía LeBron James y Kobe Bryant. Era un chico que nunca se quedaba quieto, estaba entrenando, haciendo una broma o viendo números", comentó.
 
 
Además de catalogarlo como alguien muy divertido, Luis sostiene que Manu era "muy buen chico y muy amigo". El club Bahiense del Norte era su lugar en el mundo. Después de entrenar se quedaban allí jugando en los aros que se encuentran en el costado de la cancha principal, intentando hacer volcadas; aunque despertaran el enfado de Sergio Oveja Hernández, por ese entonces entrenador de la institución. "Siempre le cortábamos la práctica y él se enojaba", recordó.
 
Manu Ginóbili desplegando su talento con la camiseta de Bahiense del Norte 
 
Para entender la carrera que Manu Ginóbili realizó en Europa, la NBA y la selección argentina hay que remontarse a sus inicios. Una muestra de la ambición que tenía por mejorar es retratada a la perfección por Decio: "En Preinfantil o Cadete él llevaba las estadísticas de todo el equipo, a ese nivel de competitividad llegaba. Controlaba las estadísticas y sabía los puntos en los que debía mejorar y trataba de hacerlo".
 
En los números no fue en lo único que se fijó el autodenominado #ElPibede40 para mejorar su nivel. En todas las prácticas se exigió al máximo para disminuir sus defectos y mejorar sus virtudes en el juego. La obsesión por incrementar sus habilidades, nuevamente en escena. "Siempre quiso mejorar. Llegaba a los entrenamientos y empezaba jugando 1 contra 1 ante el que mejor defendía. Ahí te ibas dando cuenta de su hambre. Con el paso del tiempo fue desarrollándose y te dabas cuenta que iba a llegar lejos, aunque nadie lo imaginaba en la NBA. Tiene una terrible mentalidad competitiva", sostuvo Decio, quien luego explicó la razón por la que no lo veía en la mejor liga del planeta. "Antes veías la NBA y veías a Michael Jordan, a Scottie Pippen, a Magic Johnson y no te imaginabas a un argentino ahí. Era imposible. Con el paso del tiempo fue rompiendo barreras. De Segunda División de Italia pasó al Bologna. Luego ganó la Euroliga… Ibas viendo que iba quemando etapas y te preguntabas: '¿por qué no?", esbozó.
 
Tras dejar la Liga Nacional (defendió las camisetas de Andino Sport Club de La Rioja y Estudiantes de Bahía Blanca) se marchó rumbo a Viola Reggio Calabria. En el equipo de Santo Versace, hermano de Gianni, el reconocido diseñador, consiguió un ascenso. Luego recaló en Kinder Bologna, donde terminó de explotar. Ganó una liga local, dos Copa de Italia y una Euroliga (fue nombrado MVP de las finales).
 
"Manu siempre tuvo la presión de que sus hermanos eran profesionales. Siempre se decía que los hermanos eran profesionales y él era un pequeño. Siempre tuvo que demostrar. Él tenía una presión extra, de tener que llegar sí o sí a la Liga Nacional. Con el tiempo pegó el estirón, aunque más tarde que sus hermanos, pero la calidad de Manu ni Leandro ni Sepo la tenían. Eran buenos los dos, pero la calidad de Manu no la tenían", recordó.
Luis Decio, Carlos Delfino, Andrés Nocioni, Luis Scola o Tim Duncan y Fabricio Oberto, el quinteto "ideal" de Manu Ginóbili
 
Hace algunos años, el nombre de Luis Decio irrumpió de manera inesperada durante una graciosa entrevista que le realizó Facundo Campazzo a Manu Ginóbili cuando eran compañeros en la Selección argentina. El bahiense sorprendió a la hora de nombrar al base de su "quinteto ideal".
 
Aunque compartió equipo con jugadores de la talla de Pepe Sánchez, Lucas Victoriano, Alejandro Montecchia, Pablo Prigioni, Tony Parker, Facundo Campazzo, Nicolás Laprovittola y su hermano Sepo Ginóbili, Manu se inclinó por su amigo de la infancia.
 
Luis, quien asegura que Ginóbili también se destacaba en padel y fútbol y juntos se colaban en la cancha de un colegio para patear la pelota un rato-, aún no conoce los motivos que llevaron al medallista de oro en Atenas 2004 a elegirlo. "No sé por qué me eligió, es algo que me gustaría preguntarle. Creo que no quiso quedar mal con ninguno de los fenómenos con los que jugó. Fue un poco de recuerdos, un poco de amistad y para no quedar mal tiró el balón afuera y me eligió a mi. Creo que pasó más por eso", afirmó.
 
Aunque nunca lograron salir campeones juntos, Manu lo eligió junto a Carlos Delfino, Andrés Nocioni, Luis Scola/Tim Duncan y Fabricio Oberto.
 
En diálogo con Infobae rememoró una situación que describe a la perfección cómo era el vínculo que tenían en su adolescencia: "Compartimos muchas horas, pasábamos mucho tiempo juntos después de los entrenamientos. Fue una amistad que trasciende los límites de ganar un torneo, un campeonato o ser un equipo ganador. Cuando estuve enfermo, tuve una mononucleosis, estuve encerrado en casa un tiempo y él, siendo jugador profesional de Estudiantes, me vino a visitar. Fue la única persona que vino a visitarme. Son cosas que marcan y que demuestran una amistad. No ganamos nada juntos, fue un tema de amistad".
 
 

Manu Ginóbili conquistó la NBA: ganó cuatro anillos con la camiseta de los San Antonio Spurs
 
A la hora de contar una anécdota, Decio rememoró el accidente que sufrió Manu Ginóbili al desbordar de felicidad por su primera convocatoria a una selección: "En una preselección de Bahía le avisaron que quedaba dentro de la lista y empezó a dar saltos de la alegría, pero en uno le dio con la cabeza a una viga. Se la abrió un poco. Nos íbamos a quedar en su casa, pero por este accidente cambiamos y fuimos a la mía, ya que sus padres no estaban. Era la primera vez que quedaba en una selección y no pudo contener su alegría".
 
"No se si está bien decirlo, pero creo que los argentinos tendríamos que aprender de Manu, de Messi, de gente que está en la cima del mundo, con un reconocimiento bestial, que lo tienen todo, pero son personas humildes. Como argentino creo que deberíamos reflexionar como sociedad y prestarles atención a Manu y Messi. Son ejemplos", afirmó.
 
La vida de Luis Decio en España:
Luis Decio actualmente vive en Madrid, España
 
"Me fui porque no hallaba mi sitio. Mis padres estaban haciendo la nacionalidad italiana y, cuando salió la oportunidad de ir a España, lo hice. Quizá no tenía conciencia. Tenía 22 años, y si no lo intentaba en ese momento no lo iba a intentar después. No me fue tan mal", expresó Decio al ser consultado sobre cómo decidió abandonar Bahía Blanca para recalar en el Viejo Continente.
 
Actualmente trabaja en una empresa que se dedica a realizar eventos publicitarios y ya no juega al baloncesto; aunque no logró despegarse del todo del mundo de la pelota naranja. "Hice el curso de entrenador y sigo ligado. Tengo un equipo Sub 21 aquí en Madrid", sostuvo Decio, quien tiene en mente volver a jugar; aunque de manera recreativa "para no perder la forma". Tras algunos años en Gijón y Asturias, hizo base en Madrid, donde vive con su esposa.
 
"Llegué a España y en Gijón estaba Pancho Jasen. Él me puso en contacto con un equipo de Asturias que era de Cuarta División, pero eran unas condiciones que no te daban para vivir. La verdad es que tenía que trabajar para subsistir y el baloncesto debió pasar a ser una opción secundaria. A veces tenía un trabajo y no tenía tiempo para jugar. Luego, cuando tuve tiempo de tener un trabajo acorde para poder practicar baloncesto, jugué 3 ó 4 años. Pero no hubo intenciones de vivir de ello, porque creo que no tenía la capacidad suficiente para vivir del baloncesto. No era mal jugador, pero tampoco un virtuoso", sostuvo.
 
Para cerrar, Decio, que hace un tiempo no habla con Manu -a veces intercambian mensajes de Whatsapp- explicó cómo vio los logros de su amigo de la infancia y cómo lo ven en España: "La mayoría de los argentinos, y yo en parte por conocerlo, sentimos orgullo al ver cómo nos representa a nivel mundial. Aquí en España hay chicos que se entrenan con camisetas de Manu. A todos los argentinos nos tiene que dar orgullo. Es un personaje humilde, que no tiene altercados, que no sale en los diarios por cosas extrañas. Tenemos que aprender todos los argentinos de Manu. Al tener la suerte de conocerlo uno se siente más satisfecho y orgulloso de lo consiguió y logró".
Cómo nació la obsesión por la perfección: los primeros años de Manu Ginóbili, contados por su