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Crónicas de La Pampa: El pueblo fantasma que se transformó en "Infierno grande" Imprimir
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Domingo, 26 de Mayo de 2019 17:12
Un 28 de mayo de 1911 se fundó Naicó al calor del ferrocarril, la llanura y los hacheros. La impetuosa explotación de los caldenes se erigió como la actividad más importante. Los pampeanos han oído hablar de este pueblo, su misterio y su paisaje. 
 
Paraje único de la Provincia para los que fantasean quebrar el autismo del árido olvido. El infierno arde en una película. La mente de Alberto Romero imagina un mundo siniestro. Se exige respeto y se interrumpe la calma con un disparo. Queda usted invitado.
 
Por Santiago A. Wiggenhauser.
 
Cuando uno revisa la historia aparecen huellas. Y esas marcas siempre perduran. En los relatos, en los rostros, en las casas. Como en Naicó, un "pueblo fantasma" que se ubica a más de ciento ochenta kilómetros de General Pico y a cincuenta de Santa Rosa. 
 
Entre luces y sombras, un 28 de mayo de 1911 nacía una localidad de pueblerinos y hacheros. La impetuosa explotación del caldenal era la actividad más importante.
 
El próximo martes, el pueblo cumplirá 108 años de secretos, rumores y silencios. Una voz se pregunta: "¿Usted sabe que quiere decir Naicó en el lenguaje de los indios de acá? Naicó quiere decir manantial salado. ¿Para qué quiere ir ahí?". Otras fuentes afirman que el nombre "proviene del mapudungun (mapuche) y significa águilas blancas o manantial que baja".
Imagen de Naicó desde un drone (Producción documental de Diario Textual y Tu Macondo)
 
La mayoría de los pampeanos, en más de una ocasión, han oído hablar de Naicó, de su rareza y de su paisaje. Una paraje único en la Provincia para aquellos que les gusta fantasear con una historia que rompa con la monotonía de la aridez y el olvido. 
 
Hace diecisiete años la periodista Alejandra Dandan hacía conocer la historia del pueblo al país. Durante su visita observó que "el pueblo no es un pueblo fantasma pero se parece. Hay casas abandonadas por todos lados repitiendo entre ecos los ruidos de otras vidas. Naicó es uno de los cuatrocientos pueblos que desaparecen en el país".
 
Seguramente, esas primeras impresiones se agolparon en su cabeza: "está en pleno corazón pampeano, a sólo cincuenta kilómetros de Santa Rosa. Esa distancia es simbólica. Los pocos kilómetros de monte y de arcilla son capaces de cruzar la barrera de un siglo. En el pueblo no hay colectivos, ni teléfonos, ni nada que hable de ciudades presentes" advirtió la periodista. 
 
En sus comienzos, Naicó supo albergar a 600 vecinos. En esa época, el pueblo no se diferenciaba demasiado de otros del territorio pampeano. De ese modo, tuvo Juzgado, Hotel, Comisaría y hasta una sociedad de Fomento. Luego de un mediano crecimiento llegó el éxodo de habitantes. 
 
Según el censo de 2010, hoy en día la localidad está prácticamente desierta: estimaron "una población estable de tan sólo 3 habitantes". De esa manera, se convirtió en el pueblo con menos habitantes de La Pampa.
Pueblo chico, "Infierno grande" 
 
El jueves pasado, se estrenó en distintas salas de Capital Federal y provincia de Buenos Aires el largometraje "Infierno grande" del director y escritor Alberto Romero filmado en Naicó y sus alrededores, uno de los rincones más especiales para rodar en La Pampa. Seguramente a principios de junio se estrene en General Pico y Santa Rosa.
 
El título del film posibilita la rápida comprensión de lo que uno está por ver. La tranquilidad del paisaje es el maridaje perfecto para darle vuelo a la violencia de los personajes y al leve sigilo que toma por momentos la trama antes de atrapar por completo al espectador. Se exige respeto y se interrumpe la calma con un disparo. 
 
A su manera, el crítico Ezequiel Boetti indica que el espíritu de la película sintetizada en su título "alude a la remanida idea de que detrás de toda quietud pueblerina, de ese tiempo en apariencia detenido, anida una serie de secretos que la comunidad ampara con un silencio cómplice". 
 
Por otro lado, Boetti relata que la experiencia audiovisual encarna en la historia "como si fuera un cuento de Ray Bradbury, enmarcado en un contexto polvoriento y solitario, casi distópico, digno de Mad Max".
 
En esos parajes agrestes, la protagonista "rumbea a un destino que cada minuto parece más lejano, al tiempo que se topa con distintas criaturas que la orientarán en su camino. Pero, ¿cuánto hay de real en esos hombres y mujeres que aparecen en los lugares menos pensados, en los contextos más inesperados?" se pregunta el crítico.
 
Un pensamiento se mezcla entre el paisaje. Violentas acciones se disipan entre la aridez del suelo. "Cuento fantástico en el sentido más literal del término, Infierno grande crea un mundo deformado" que se "percibe con la tranquilidad de lo normal" conceptualiza Boetti. 
 
Una marea de sentimientos brotarán de los ojos. Un pueblo "fantasma" en medio de La Pampa que se abre al mundo. La ruta, la violencia y el misterio. Queda usted invitado.    
 
*Agradecimiento especial a la periodista Ana D'Atri y al director de cine Alberto Romero. 
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