"Les presento a mi padre, un abusador y golpeador": la brutal historia de acoso e impunidad que se destapó tras el caso Fardin Imprimir
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Viernes, 14 de Diciembre de 2018 20:02
Una de las víctimas lo escrachó en las redes después de escuchar el relato de la actriz. "Espero que la condena que te mate sea esta, la condena social”, escribió.
 
“Fernando José Bustince es mi viejo. Un abusador y golpeador”. Así presentó Santiago por última vez a su papá. Lo hizo en las redes sociales el miércoles, después del impacto que causó la denuncia pública de Thelma Fardin contra Juan Darthés. En su caso, ya hubo sentencia: cinco años y medio de prisión por abuso agravado por el vínculo en reiteradas ocasiones. Sin embargo, su defensa recurrió a la Corte Suprema y no pasó ni un solo día en la cárcel. "Espero que la condena que te mate sea esta, la condena social. Porque en la Justicia cuesta creer, no?", escribió en Twitter.
"El tipo que supuestamente te tiene que cuidar la vida, te la quita, te la arranca, te la oscurece", expresó Santiago.
 
El calvario de Santiago empezó prácticamente desde que tiene memoria pero no fue él la única víctima. También sufrieron los golpes y abusos de su papá, su madre y sus dos hermanos menores. La primera denuncia la hicieron en 2006. Ocho años después llegó el juicio y también la condena. Pero a días de empezar el 2019, Bustince sigue libre y ejerciendo como médico oftalmólogo en una clínica de Quilmes.
 
Cansado de esperar durante más de 10 años que su papá fuera a prisión, Santiago y sus hermanos decidieron exponerlo y así llevar un poco de alivio a una herida que todavía sigue abierta. "Cuando era chico había naturalizado los abusos", explicó el joven este mediodía en el Diario de Mariana. Y señaló: "Fue un proceso darme cuenta que eso estaba mal". La bisagra, tal vez, que logró empujarlo a andar por ese largo camino, fue ver por primera vez a su papá abusar de su hermanita, que en ese momento tenía tan solo 3 años.
 
“Esta causa es de película”, sostuvo después. Hasta lograr que los escucharan se hizo difícil. “Mi abuelo paterno era un juez muy importante de Lomas de Zamora y mi tía trabajaba en un Juzgado de Familia”, remarcó Santiago. A ella sobre todo le atribuyó la responsabilidad de haber amparado durante tanto tiempo a su papá para que no fuera preso.
 
La sensación que transmite ahora es de resignación. Ya no parece pretender que esa pena, que dejó sabor a poco, sea efectiva en algún momento. Pero sí busca que por lo menos se sepa lo que les hizo y que tenga una condena social. “Es un psicópata y sigue atendiendo. Lo cruzamos en el barrio”, concluyó.