El caso de la joven que suda sangre y no es una santa Imprimir
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Miércoles, 25 de Octubre de 2017 16:04

La mujer sufría hematohidrosis, un trastorno recogido en los evangelios pero también en la literatura médica.

El caso llama la atención pero tiene explicación científica, no mística. Lo dio a conocer el diario El Español y es el siguiente:

Según los evangelios de Lucas y Marcos, cuando Jesús estaba rezando en el jardín de Getsemaní fue protagonista de un extraño fenómeno fisiológico: de repente, comenzó a sudar sangre. Exactamente lo mismo ocurrió en el hospital italiano de la Universidad de Florencia más de 2.000 años después, ante los ojos sorprendidos de los dermatólogos Roberto Maglie and Marzia Caproni, que han relatado con todo detalle el caso en la revista Canadian Medical Association Journal.

Los dermatólogos de este centro recibieron a una mujer de 21 años que llevaba tres años viendo como la sangre se desprendía -sin heridas de por medio- de las palmas de sus manos y de su cara. Según la paciente, no había nada que desencadenara estos episodios, que le sucedían mientras dormía y, a veces, mientras practicaba deporte. Se prolongaban entre uno y cinco minutos.

La paciente resultó sufrir una extraña enfermedad denominada hematohidrosis, un trastorno descrito por primera vez por Aristóteles en el siglo II A.C, como recuerda en la misma revista el decano de Historia de la Medicina de la Queen's University, Jacalyn Duffin, en un articulo de revisión que acompaña al caso clínico de la italiana.

En el mismo se separan los casos encontrados en la literatura médica antigua de los localizados entre 1880 y 2017, con muchas menos alusiones a la mística que sus predecesores. Sólo 42 pacientes fueron descritos en todos estos años, a una media de uno cada tres años, aunque la mayoría se concentra en los últimos cinco años.

Duffin revisó los últimos de ellos, los 28 publicados entre 2004 y 2017 y descubrió ciertas características de los afectados por este extraño síndrome. Por ejemplo, que había casos en todos los continentes excepto en Norteamérica y que la mayoría eran mujeres. También, que la mayoría eran jóvenes, siendo la más joven una paciente de sólo 14 años.

La recurrencia del trastorno era otra de las características y lo más cambiante eran los lugares de aparición. Los más comunes eran la frente, el cuero cabelludo, la cara, los ojos y las orejas, aunque también se habían dado en el tronco y las extremidades.

La mitad padecía estrés psicológico grave, acompañado a veces de depresión y ansiedad. La mayoría tuvieron que sufrir una humillación añadida a su enfermedad: tener que ser observados por varios médicos para confirmar la veracidad de sus síntomas. Aunque no se conoce ningún caso de muerte por hematohidrosis, todos los reportes médicos coinciden en destacar el tremendo miedo que el síndrome produce a los pacientes.

La autora de la revisión concluye su artículo extrañándose de que, a pesar de que la literatura médica avala su existencia, todavía existen dudas de la misma y lo achaca precisamente a la asociación durante mucho tiempo de este síntoma con el misterio religioso.

En lo que al caso de la joven italiana se refiere, sus médicos -tras diagnosticar la dolencia-, trataron de solucionarla; puesto que la muchacha sufría depresión y ansiedad, sus intentos fueron primero en este sentido y se le prescribieron dos antidepresivos, que no tuvieron ningún impacto en sus sudores sanguinolentos. Finalmente, se probó con propranolol, un betabloqueante, y la intensidad disminuyó muchísimo, pero no del todo. La mujer que no es santa y suda sangre sigue haciéndolo a día de hoy, aunque menos.  

El caso de la joven que suda sangre y no es una santa