Boca-River. Gallardo sabe que sus siete títulos son el impulso para un equipo que necesita reaccionar en Mendoza Imprimir
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Martes, 13 de Marzo de 2018 10:06
En su cabeza, Marcelo Gallardo ya jugó la Supercopa decenas de veces. Analizó, pensó, soñó y diseñó variantes para uno de los partidos más trascendentales de su ciclo. Pese a que ya disputó dos veces la Supercopa Argentina, sin poder conquistarla, enfrentar al máximo rival en una definición mano a mano por un título es más que especial. Y en medio de un presente sin demasiadas garantías, el entrenador supo desde un principio que los cañones debían estar apuntados a este partido.
 
Cuando River hizo la pretemporada de enero en los Estados Unidos, el plantel y el cuerpo técnico se plantearon los tres objetivos del semestre. Desde un principio, la Supercopa fue el primero en la escala de importancia, por proximidad y deber: el hincha demostró que ganar el duelo con el xeneize es lo que desea. La Copa Libertadores, que por su calendario permite dejarla un rato de lado (debutó el 28 de febrero con Flamengo y vuelve a jugar el 5 de abril con Independiente Santa Fe, de Colombia), y la recuperación en la Superliga, torneo en el que el millonario aún no se pudo encarrilar, son los otros dos desafíos por delante.
 
La espalda de Gallardo por sus siete títulos en tres años y nueve meses, y aquel espíritu que siempre supo aparecer en los duelos decisivos son dos de los pilares fundamentales en los que River se sostiene para llegar con entereza al partido de mañana, en Mendoza. Sin vuelo futbolístico y con marcados problemas tanto en la creación como en la marca, será primordial tocar las fibras más íntimas de los jugadores para revivir esa llama perdida y recuperar los rendimientos tanto colectivos como individuales. Y para eso apuesta al hermetismo: desde ayer comenzó la concentración en Los Cardales, antes de viajar hoy a tierras mendocinas.
 
Si hoy el DT de River fuera otro, un mal resultado en la Supercopa podría llegar a definir el futuro del cargo. Y quizás esa es la mayor ventaja que tiene: pese a que llega rezagado y sin ser favorito, en 2014 y 2015 quebró la historia ante Boca en los duelos de la Copa Sudamericana y Copa Libertadores y ya no tiene esa presión absoluta de ganar. En Núñez se sabe que hay mucho más para ganar que para perder.
 
"No tuvimos juego y nos encontramos con una victoria de casualidad, pero nos viene bien anímicamente y para la confianza de los jugadores, que puedan soltarse con la victoria. El miércoles va a ser otra cosa", fueron las palabras de Gallardo tras el agónico triunfo 1-0 ante Patronato en Paraná, en el que su equipo mostró un bajo nivel.
"Tenemos que trabajar el partido con Boca. Va a ser muy diferente porque se está jugando hace mucho y se están diciendo un montón de cosas. Eso genera en la cabeza de los futbolistas algo único para vivir. Nos tenemos que basar en la importancia que tiene para ver si de una vez por todas nos soltamos y empezamos a mostrar las cualidades que yo creo que tiene este equipo", agregó el director técnico millonario, quien acumula 12 partidos oficiales dirigidos frente al equipo de la Ribera, con tres triunfos, cinco empates y cuatro derrotas.
 
Uno de los puntos en el que más ventajas entrega con respecto a su rival es la ausencia de un once inicial conformado y afianzado, algo que el Muñeco no pudo conseguir durante los ocho partidos del año (ganó dos, empató tres y perdió dos). Así, en los últimos cinco juegos, utilizó cinco esquemas diferentes: 4-2-2-2 (luego 4-1-3-2) con Godoy Cruz, 4-3-1-2 ante Vélez, 4-1-4-1 frente a Flamengo, 4-1-3-2 con Chacarita y 4-2-3-1 ante Patronato.
 
Sin un solo jugador que haya sido siempre titular, Lucas Martínez Quarta y Franco Armani son los más regulares, con siete presencias. El resto comenzó el 2018 a pura rotación y los cambios de Gallardo lo demuestran: River todavía no repitió una formación inicial, con 29 modificaciones de encuentro a encuentro.
 
Para afrontar la Supercopa, al igual que cada vez que debe sacar adelante una instancia decisiva, el entrenador pondrá en la cancha a las únicas tres piezas que le quedaron del equipo que logró eliminar a Boca en la Sudamericana 2014 y Libertadores 2015: Jonatan Maidana, Leonardo Ponzio y Rodrigo Mora. En los históricos pondrá la responsabilidad de dejar atrás la gris actualidad para volver a sonreír en un duelo copero frente al máximo rival.
 
¿Cómo afrontará el clásico? "Con cabeza, personalidad y determinación. Los futbolistas tienen que demostrar las cualidades que se necesitan para este partido. Es algo muy viejo, pero es una realidad: no va a pesar el momento de cada uno. Si tuviera que haber un favorito, por lo que viene haciendo Boca desde hace mucho tiempo como puntero del campeonato, podrían ser ellos para todos. Pero saben que no va a ser así. Nosotros también tenemos una idea muy clara de cómo encararlo y necesitamos de las cualidades de los futbolistas. Son ellos los que resuelven para hacer las diferencias", explicó Gallardo, un experto en las definiciones mano a mano.
 
Con el Muñeco desde el banco, River disputó 38 cruces eliminatorios, de los cuales ganó 30 y perdió ocho. Aunque tiene una cuenta pendiente con la Supercopa Argentina: perdió la edición de 2014 con Huracán por 1-0 y la de 2016 con Lanús por 3-0. Una motivación más para dejar atrás la crisis y seguir agrandando su espalda en uno de los duelos más trascendentales del último tiempo.
 
 
Boca-River. Gallardo sabe que sus siete títulos son el impulso para un equipo que necesita reaccionar en Mendoza