San Mauricio, patrono de los locos Imprimir
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Martes, 02 de Noviembre de 2010 18:20

El domingo 31 pasado San Mauricio estaba más quieto que el sábado, en que un viento inclemente lo había vapuleado feo. Ese día, sin exagerar, hubo peligro de voladura de vecinos en el ensayo. Por eso el santo hizo las gestiones pertinentes ante su Superior y como la vez anterior se presentó un día soleado con un viento fresco y amable. Dios había hecho lo suyo.

El escenario estaba a punto para la segunda función de la mega-obra de teatro comunitario pergeñada por los casi doscientos vecinos de Rivadavia a lo largo de 2010. Desde el mediodía empezó el movimiento ya que había que armar todo contra reloj, el público tenía cita para las cinco y media; pero como la función anterior empezó a llegar antes, ¿ansiedad?, ¿curiosidad?, ¿expectativa? Todo eso y más trasuntaban las caras de los tempraneros.
Los vecinos-actores coparon otra vez el viejo hotel (¡ah la generosidad de Liliana!) y allí otra vez fue todo vértigo: vestirse, maquillarse, ensayo de guitarras, repaso de letra. Otra vez la adrenalina desbordando los cauces normales.
A las seis en punto de la tarde los vecinos-actores de Fortín Olavarría hicieron punta con la obra, enseguida se les sumaron los de Sansinena y ya con el santo de guía, los de González Moreno, Roosevelt, América y los propios anfitriones de San Mauricio. Cuatro mil años después de aquellas plazas griegas donde nació el teatro, otra plaza fue escenario del viejo ritual y otra vez volvió a arder el mismo primordial fuego sagrado. Mil quinientas personas (más de cinco mil en las dos funciones) que rieron, lloraron, gozaron, sufrieron, se emocionaron en fin; así lo atestiguaron.


Y volvimos a hacerlo. Octubre se nos fue en plena siembra.
Otra vez los casi doscientos actores-vecinos de Rivadavia esparcieron semillas de su locura en la tierra fértil de San Mauricio, desde ahora patrono de los locos (del teatro comunitario, por lo menos).
Después de la desmesura del 2 de octubre, porque 4.000 personas viendo teatro comunitario no me digan que no es una desmesura, todos nos habíamos aflojado un poco. Ya estaba. Lo habíamos hecho. Estábamos lamiendo las mieles de los aplausos, de las lágrimas, de tanto apretujón agradecido. Pero lo que se queda quieto es fácil de sostener y eso no es para nosotros. Había que poner la máquina en marcha otra vez, ir por el desafío de una segunda función y ver cómo sosteníamos la carga del nuevo público que iba a traer expectativas de lo que les habían dicho de la primera. Además era fin de mes. Mmmm…Había gente del grupo que tenía otros compromisos. Mmmm…Plena época de trabajo en el campo. Mmm…Los carruajes, los caballos (¡la vaca!), los transportes, las gradas, la iluminación, la lluvia, la muerte del ex-presidente, el censo y el viento del sábado. Mmmmm…Y todos mirábamos el cielo (replicaba el pedido: “San Mauricio, que no llueva”).
Reporte meteorológico del domingo 31: Preparativos de tormenta vecinal con expectativas leves a moderadas. Hacia el mediodía, intensidad creciente de viento y declarada polvareda comunitaria desde la seis de la tarde que finaliza con reconfortante lluvia de aplausos. Anochecer de un día agitado. Y feliz.


Agradecimientos…
Son miles los nombres que se nos presentan y no queremos olvidarnos de ninguno…
Pero queremos agradecer especialmente al personal de tránsito, de la policía, a los Bomberos Voluntarios de González Moreno, por su trabajo impecable y ordenado.
A otros tantos locos que estuvieron el domingo pendientes de la obra: como Diego Ubici que arregló el auto antiguo desde las 7 de la mañana para que funcionara, y fue un arrebato de ingenio contrareloj…
A Alfredo Minguetti, Pelusa Blanco, Federico Caro, que más allá de representar a la Municipalidad le pusieron el corazón para que saliera todo bien.
A la Municipalidad de Rivadavia por apostar en la comunidad.
A los vecinos que nos siguen donando ramos de flores, prestando utilería, etc.
A la familia Fernández que nos prestó esa bendita vaca!!
Al paisano Fernández que otra vez nos cedió predios y nos prestó caballos.
A Luis Ghio que nos prestó su carruaje y su caballo para que utilicemos…
A todo el público presente, y a quienes colaboraron con una gorra generosa de $2010 pesos el día de la segunda función.
Y a tantos, tantos que de una forma u otra nos ayudaron, nos dieron buenas energías para que esto sea una fiesta colectiva…
¡¡Muchas gracias!!
La polvareda comunitaria no se termina, sigue en cada pueblo, en cada grupo…seguimos apostando a Rivadavia unida!!.

 


GRUPO DE TEATRO COMUNITARIO DE RIVADAVIA

 

San  Mauricio, patrono de los locos