Jose Julio García; mi testimonio Imprimir
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Lunes, 06 de Febrero de 2017 10:00
Por Dr. Claudio Cragnolino
 
El domingo anterior había viajado a conocer el pueblo y participado de una reunión con los integrantes de la Comisión de Apoyo de la Unidad Sanitaria. En esta ocasión una larga mesa en el Sansinena Futbol Club nos convocó a compartir un asado. 
 
Estaban, además de sus miembros, dos concejales de distintos partidos (UCR y PJ) que residían en dicho lugar, el Director de Salud y el Señor Intendente Municipal; José Julio García. Lo que me venía generando gratas sorpresas se transformó en algo que jamás olvidaré Lejos estaba de ser habitual tamaña recepción y sus participantes para alguien que buscaba nuevos horizontes. 
 
Luego de esa amena acogida el Señor Julio García me llevó, en su vehículo, a conocer el Hospital Municipal. Siempre he dicho que lo vivido en esos dos viajes y la participación de él fueron aspectos fundamentales para que dos semanas después iniciara la mudanza al que llegó a ser “mi pueblo por adopción”. 
 
Era su último año de gestión. Durante el mismo apoyó cuanta iniciativa teníamos para mejorar el funcionamiento de la Unidad Sanitaria. Por mencionar un hito evoco sus palabras cuando inauguró la vivienda que iba a ocupar; “contar con una casa habitación tiene por objetivo facilitar la permanencia de un médico en la localidad”. 
 
Visión, sentido común, un correcto análisis o una conjunción de cualidades que daban muestra de saber valorar el recurso humano, en este caso, para un destino no simple de cubrir (al margen que para mí significara concretar un proyecto de vida; “mi lugar en el mundo”). A riesgo de ser obvio su propósito final era tratar de garantizar un servicio en una pequeña localidad rural.
 
De personalidad reflexiva y convicciones firmes nunca le vi actitudes altisonantes. Todo lo contrario. 
 
Finalizó su mandato y se retiró a desarrollar sus tareas habituales como un ciudadano más.
Años después resultó, invariablemente, un grato placer conversar con el cuándo concurría a los controles cardiológicos. Constaté que nunca perdió vigencia su permanente interés por la comunidad. 
 
He leído, en estos días, diversas definiciones al recordarlo que, por cierto, las comparto. Así fue siempre; un Señor en mayúsculas, una buena persona de la que nadie podía cuestionar su honestidad.
 
Ya ocupa el espacio de los pocos que trascienden en la vida su tiempo físico. Será siempre un ejemplo que estará presente y por el cual su familia debe sentir un merecido orgullo. 
Fueron treinta años de una relación de respeto y afecto. 
 
Julio, “Pepe”, siempre agradecido estaré, junto a mí familia, por haberlo conocido. 
 
Dr. Claudio J. Cragnolino
 Jose Julio García; mi testimonio