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Martes, 10 de Octubre de 2017 01:01
Por Juan Bindi
 
Quienes conocieron a Eduardo Galeano (1940-2015) suelen contar que era un verdadero fanático del fútbol, algo que el benemérito escritor uruguayo dejó ver, entre otros, en el libro “El fútbol a sol y sombra”.
 
La frase de su autoría “el fútbol es la única religión que no tiene ateos” sirve para ilustrar a la perfección el sentimiento que inunda a miles de personas en la previa del Ecuador vs Argentina que definirá si el equipo de Messi va o no al Mundial de Rusia. Todos le rezarán a su santo.
 
Apostadores, fanáticos, soñadores, engreídos, esperanzados, escépticos, confiados y desconfiados: todos querrán jugar su partido.
 
Y aunque suene injusto de leer, por más de que millones estarán mirando, adentro de la cancha serán solo 11. Estarán solos otra vez.
 
A nosotros, los de afuera, los de palo, nos quedará solo dejar firmado nuestro deseo. Un pedido simple pero suficiente: que hagan todo lo posible, porque si eso pasa nos vamos a dar cuenta. Y porque, además, tenemos el derecho de solicitarles a los jugadores que lo hagan, ya que son los que nos que nos representan en esto.
 
Podemos, si, demandarles que terminen el partido sin nada más por entregar. Con la sensación final de jactarse de haber hecho todo lo que estaba al alcance.
 
Tenemos el derecho de hacerle saber a Messi que es verdad cuando la platea dice que no tiene techo, porque siempre se puede ser más grande. Y a los demás, si les sirve, que tendrán de nuevo la oportunidad de callar a un par de locutores enojados y a los criminales de las redes sociales. Porque siempre hay tiempo para hacer las cosas bien.
 
Que hagan lo posible por tantísima gente, la mayoría, que quiere que les vaya bien. Porque el fútbol, como decía Galeano, en el fondo se parece a Dios: “En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”.
 
Por Higuaín, Pratto, y todos los que hoy ya no están convocados. De la misma manera por Martino y Bauza, quienes terminarán siendo víctimas y no villanos. También por Fernando Gago, el que va a tener que sacar carácter de nuevo para poder volver.
 
Pero, y si se me permite, por sobre todas las cosas, que sea por Alejandro Sabella, de quien no hay mucho que agregar. El verdadero formador de este grupo y generador principal de las últimas sonrisas sinceras que nos regaló nuestra selección. La persona que, dicho por ustedes, tanto les hizo entender. Quien seguro estará mirando en su casa enseñándoles, sin querer, que el miedo y las presiones en la vida son otra cosa.
 
Háganlo por él.
  Háganlo por él