Ud. está aqui:   Inicio Opinión Carta de lectores

Buscá en el Archivo de MasterNews

Bis - Centenario (1810 - 2010) Imprimir
Usar puntuación: / 3
MaloBueno 
Martes, 17 de Agosto de 2010 10:03

Por Lucho
Como en la escena de un espectáculo musical, los artistas hicieron sonar sus instrumentos en forma convincente, con la potencia suficiente para derribar cualquier obstáculo que reprima su mensaje. La multidud observaba el coraje de la interpretación, al final de ella, todos se sentían parte de semejante patriada...

 La revolución era una realidad, una obra magistral, con sonidos fuertes pero armoniosos, y que a pesar de las diferencias internas, conseguía el objetivo final que hacía al bien común. De esta forma se cerraba con un aplauso general la escena del concierto.

Pasaron doscientos años de aquella revolución que nos empezó a formar como ciudadanos libres. Valores fuertes, ideas convincentes que quebraron los lazos colonizadores. Comenzó a gestarse nuestra propia matriz, o mejor dicho, a hacerse visibles los elementos que formaban nuestro ser nacional.

Luego vendrían los bisses, la llegada de nuevos gobiernos, la aparición de diversos personajes que fueron interpretando a su manera las partituras primarias que habían confeccionado los integrantes de aquel Primer Gobierno Patrio. Ahí se escucharon los primeros desperfectos acústicos entre los músicos que dirigían e interpretaban los destinos que debía tomar la orquesta nacional, enfrentamientos de todo tipo que siguieron cincelando la historia de estas tierras.

Año a año, los intrumentos empezaron a sonar totalmente fuera de ritmo de los demás,  cada intérprete buscó el lucimiento personal sin importarle nada más. La crisis musical se agudizó cada vez más, aparecíeron ruidos ensordecedores que fueron la banda de sonido de los momentos más negros de nuestras vidas.

El último bis, el que actualmente escuchamos, ya tuvo a los intérpretes abajo del escenario, en la oscuridad de una platea preferencial del Teatro Colón. Un lugar, que a pesar de su excelente acústica, no pudo disimular que los músicos siguen desafinando, y que por carencia de ideales sólidos, y exceso de intereses personales y económicos solo pueden interpetar la música que a sus oídos suena bien. Una melodía que está lejos de mantener quieta y atenta a aquella espectación que en 1810 miraba esperanzada, y aún más de producir una adeshión sincera. Siguen sin escuchar la música que les ofrecen los ciudadanos, sus propias desafinaciones no los dejan percibir la más maravillosa música, la voz del pueblo.


 

Bis - Centenario (1810 - 2010)