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Sábado, 22 de Febrero de 2020 18:12
Por Jorge Pablo Rosolen*
 
A partir de una opinión del Frente de Todos-Somos Rivadavia sobre la distribución de la coparticipación federal en la provincia de Buenos Aires y la baja en el índice de distribución para el partido de Rivadavia es que escribo estas líneas, parece un buen momento introducir el tema. El análisis de la oposición es a todas las luces oportunista e inexacto, pero permite poner en agenda un tema central para los municipios.
 
La coparticipación municipal está regulada en la Ley 10.559 del año 1987, esta ley define que los municipios reciben un porcentaje del total de ingresos que recibe la provincia ya sea de impuestos y tasas provinciales como de fondos provenientes de la coparticipación federal de la Nación. De esos fondos los municipios reciben un 16,4%, el resto son fondos retenidos por la provincia. La distribución de los mismos se realiza de la siguiente manera: un 58% en base a la población, la capacidad tributaria y la superficie total del partido; un 37% por la ocupación de camas en hospitales públicos o similares y un 5% por otros orígenes que no son relevantes para este análisis pero que sufre variaciones en el tiempo.
 
En todos los índices que le competen el municipio de Rivadavia viene mejorando año a año y solamente pierde puntos de coparticipación en lo que hace a camas ocupadas en los centros de salud. Este sistema de distribución, mal sistema de distribución en realidad, está pensado para beneficiar a los grandes centros poblacionales en relación a los más chicos y fomenta políticas de salud coyunturales desalentando políticas de salud preventivas. Así el municipio de Rivadavia atiende cada ves más gente en su sistema de salud: 75.450 en 2018 contra 79283 en 2019, lo que representa un 22% más. A esto hay que agregar que cada vez hay más camas y servicios en nuestros centros de salud, tarea en la cual colabora de manera central la asociación Mejor Salud para Rivadavia para brindar más comodidad y servicios a los rivadavienses, pero estas mejoras conspiran contra el índice de distribución de coparticipación porque si esas camas no se ocupan, bajan los ingresos. Esto es a todas luces una barbaridad ya que un municipio como Rivadavia, moderno, que mejora su infraestructura pero a la vez mejora las políticas preventivas de salud para que los pacientes no tengan que padecer la enfermedad sino poder prevenirla se ve perjudicado en sus ingresos. 
 
Hay que agregar las inversiones en tecnología quirúrgica hacen que con las nuevas técnicas los pacientes estén menos tiempo internados. Todos estos avances conspiran contra las posibilidades de recibir más fondos, desalentándose el diseño de políticas preventivas. El mundo del revés. No hay ineficiencias, hay que revisar los criterios y modernizar la mirada de lo público y como se produce el gasto.
 
Del total de los ingresos públicos, el estado nacional se lleva un 85%, las provincias un 14% y los municipios un 1% aproximadamente. Nuevamente el mundo del revés. El estado de mayor proximidad con los vecinos es el municipio y es el que siempre va a intentar resolver los problemas.
 
Históricamente los gobiernos de la provincia han sido centralistas, copiando a la impronta nacional. Manejar la chequera ha servido para disciplinar la política. No importa el origen de los que toman decisiones, todos centralizan el poder y nadie quiere ceder privilegios, perjudicando claramente a los vecinos y mucho más si son de distritos pequeños como el nuestro. Los beneficios siempre están donde están los votos que son los que dan el poder.
 
No quiero terminar estas líneas sin plantear brevemente el problema de las autonomías municipales, tan necesarias para una mejor gestión y beneficios de los ciudadanos. La provincia de Buenos Aires es una de las pocas que no ha reformado sus normas para dar la tan deseada autonomía. Esto es responsabilidad de todos los partidos políticos ya que nadie ha avanzado en esto, pero mucha responsabilidad tiene el partido de gobierno, desde 1983 hasta ahora han gobernado 29 años la provincia y no pareciera que haya voluntad en las actuales autoridades en avanzar en este sentido. En las próximas semanas estaremos presentado un proyecto de ordenanza referido a la Autonomía Municipal para intentar que Rivadavia pueda tener la suya y los ciudadanos de nuestro distrito podamos decidir nuestro destino libremente sin imposiciones de gobernantes que desconocen nuestros problemas.
 
Todos estos debates son necesarios. La política tiene que dar señales para otorgar herramientas modernas a la gestión pública. Basta de gobiernos centralistas que disciplinen con la chequera. Basta de gobiernos centralistas que se miren el ombligo en vez de mirar al ciudadano. El futuro debería ser de proximidad entre el funcionario público y el vecino, para lograrlo no alcanza con reformas administrativas, también es necesaria una profunda reforma política, pero esto es materia de otra discusión.
 
*Concejal y Presidente del HCD de Rivadavia 
 
 
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