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Los 80 en Pico: Butterfly, cuando cambió la noche y la juventud Imprimir
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Sábado, 13 de Junio de 2020 13:05
Por Norberto G. Asquini
 
La noche de los años 80 puede dar lugar a un artículo nostálgico y “de color” en la jerga periodística. Un viaje emocional. Pero esa historia encierra mucho más para abordarla: fue la época en que los boliches se convirtieron, tras la oscura etapa dictatorial, en uno de los espacios de explosión de la libertad en tiempos de apertura democrática. 
 
Templos de una cultura joven que se abría paso y que buscaba nuevas expresiones. Lugares de sociabilización de una generación que están asociados a los recuerdos de recreación y de la búsqueda de nuevas experiencias.
 
La noche de los 80 en General Pico está asociada a Butterfly, el primer gran boliche, el “templo” de las y los adolescentes y jóvenes de esos años, de música y luces, de lentos, de grupos de amigos y de noviazgos. Una bisagra en la cultura juvenil de la ciudad y también de una amplia zona del norte pampeano. Hoy parte de los recuerdos de buena parte de una generación que estamos entre los 45 y los 55 años.
 
Los boliches de los 70 y las botas
 
Para contar esa historia de los 80, la que está detrás del telón del recuerdo más palpable, tenemos que remitirnos al testimonio de Juan Carlos Pavoni, el creador de la criatura de la calle 13. Nació en Metileo en 1955 y actualmente es intendente de esa localidad. A los 18 años se radicó en Pico y comenzó a trabajar en el local nocturno Toco’s como mozo, además de tener otras actividades como empleado de firmas ferieras. Era un boliche ubicado en calle 13 entre 18 y Avenida San Martín, lugar que tendría una larga trayectoria bajo diferentes denominaciones.
 
Hay que conocer la prehistoria de Butterfly para darle dimensión a lo que fue ese espacio de esparcimiento. Pavoni recuerda: “Además de Toco’s, hubo varios boliches a comienzos de los 70 en Pico: Cheroga que estaba en la 18 casi 13; Macú en un sótano en la 15 casi 20; Casandra, en la 17 entre Avenida San Martín y 18; Que se yo, en la 12 casi 17, y Génesis en la 17. En esos momentos eran estilo wiskería o boite”. Casas que eran reformadas y ampliadas, con poca luz e interiores reducidos y con reservados. A los que se salía en pareja, de elegante sport, para sentarse en torno a una mesa para conversar y tomar whisky. Después algunos adoptaron las pistas de baile.
 
Una imagen de la pista en los primeros tiempos de Butterfly
 
“Eran todavía los tiempos de la dictadura militar. Si bien se podía trabajar, en Toco’s era normal que llegaran los militares, los policías, y te hicieran un allanamiento. Los ponían a todos con las manos en la pared. Pedían documentos. Era para persuadir de cualquier cuestión”, indica Pavoni.
 
“A esos boliches iba gente un poco más adulta que los que vinieron después. Funcionaban todos los días menos los lunes. En esos tiempos también estaban los sábados los bailes en el Club Argentino, a los que iba la familia, con la madre y las hijas. Era el auge de esos bailes. Los sábados en Argentino con las supergalas y los domingos en Independiente o Costa. Los jóvenes, ya un poco más grandes, de 18 o 19 años, comenzaban a incursionar en los boliches”, recuerda.
 
Sebastián Follmez, “Chango”, empezó a trabajar con Pavoni en la época de Cascay como ayudante cuando tenía unos 15 años, convirtiéndose más tarde en el encargado de Butterfly. Recuerda de esa etapa: “En la época de Cascay la gente consumía en la barra la botella de whisky, se peleaban por pagarla. Hasta tenían cuenta corriente. No se tomaba tanta cerveza. Otra cosa fue Butterfly, cuando la gente que iba era más juventud, no tan grande”.
 
Juan Carlos Pavoni y los recuerdos de los ochenta piquenses
 
Música y noche
 
En 1979, Pavoni emprendió junto a dos socios la compra del boliche en el que trabajaba y que pasó a llamarse Cascay. Lo ayudó uno de los dueños del lugar, que también lo había llevado como mozo, Guillermo Lavín, quien lo ayudaría en el manejo de los negocios nocturnos, desde una concepción basada en la responsabilidad. La competencia era con otro local similar: Vianella, situado en la calle 17 entre 24 y 22. “Competíamos con Vianella, nosotros con una línea más de rock. En esa época trajimos artistas como León Gieco, Banana Pueyrredón, Serú Girán, Spinetta, entre otros. Fue dura la competencia. Era poca plata y mucho trabajo”, destaca Pavoni. La fotografía tomada por el periodista Juan Carlos Lucero en agosto de 1981 que acompaña este artículo muestra justamente a León Gieco tocando en Cascay la noche que pasó por Pico.
 
León Gieco durante una actuación en Cascay en agosto de 1981. Foto de Juan Carlos Lucero
 
Follmez indica: “Ibamos a Buenos Aires y nos sentábamos con Daniel Grinbank y nos vendía un paquete de tres shows, uno bueno y dos medio pelo. Recuerdo que estuvimos comiendo un cordero con Charly García cuando terminó de tocar. Al lado estaba el patio de una casa con un gallinero y se había entusiasmado con las gallinas. Spinetta tocó en Pico Foot Ball por la cantidad de equipos que tenía, pero fue muy poca gente. De Pappo recuerdo que tocaba un domingo, y lo esperábamos a las 12, y era la 1 y todavía no llegaba. Se había ido al cine Centenario”.
 
En 1983 regresó la democracia, y hubo nuevos aires en el país. Una incipiente cultura juvenil comenzaba a hacerse notar y a buscar sus espacios. Fue entonces que la noche cambió y apareció el boliche de los 80.
 
 
Los 80 en Pico: Butterfly, cuando cambió la noche y la juventud