Teatro Comunitario en América: En la "parriya" un bocado exquisito Imprimir
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Sábado, 22 de Diciembre de 2012 07:04

 

Por Oscar Giménez
Diciembre suele ser cada año el mes del balance, el mes donde se cierran los afanes tejidos a lo largo de todo un año. Y claro, también diciembre suele ser el mes de las emociones y las bellas sorpresas. Si no que lo digan las más de doscientas personas que asistieron al estreno de “Estamo´a la parriya”, versión para teatro comunitario basada en ese clásico del grotesco criollo que es “Babilonia” del gran Armando Discépolo. 
 
El menú no podía ser más tentador: treinta actores-vecinos en escena, un doble escenario con un “arriba” y un “abajo” para mostrar explícitamente el conflicto latente, personajes emblemáticos que van de la ternura a la ferocidad, el debut en su ciudad y para su público del grupo de teatro comunitario de América y una noche fresca y mansa que invitaba al encuentro de sensibilidades en la sala donde ahora funciona la “Casa de la Juventud”
 
Oscuridad. La luz que sube y empieza mostrar la cocina y dependencias de servicio de una casa de nuevos ricos de principios del siglo XX, arriba hay una celebración familiar de gente “bien”; pero abajo, en la cocina, hierven otros humores. Entre copas, exquisitos platos y otras delicias se cuecen ruindades y oscuros planes que traman los que trabajan para los de arriba.
Allí hay desde un cocinero italiano apasionado y egocéntrico, hasta un gallego retorcido y manipulador; un criollo entrador y falluto, una españolita bella y descreída, una franchuta etílica, un “pinche” soñador, una cordobesita pícara y chismosa y…todo un aluvión de personajes variopintos que llegaron a la Argentina desde Europa con un único sueño: hacer la América. 
 
Un collar es el que provoca el conflicto y entonces lo que era sordo ruido de desprecios apenas disimulados estalla en las voces de esos dos mundos irreconciliables.
 
La obra tiene momentos inolvidables con una “bailaora” que le pone salero a la inevitable “morriña” (nostalgia) de esos inmigrantes desesperados y  desesperanzados y tiene la fuerte presencia de músicos en escena que arremeten con los compases de “Cambalache”. 
 
Porque “el mundo fue y será una porquería, ya lo sé” pero bien vale la pena que nos veamos en esos reflejos de nuestras propias vicisitudes que nos muestra el teatro, para curarnos algunas heridas que nos provocamos los hombres y mujeres de este mundo donde “ves llorar la Biblia junto a un calefón”.
 
¡Salud!, actores-vecinos del Teatro Comunitario de América porque pusieron toda la carne “a la parriya” y nos ofrecieron el jueves 20 un delicioso plato teatral digno de paladares exigentes. 
 
A toda la gente que no fue a verlos: seguro van a haber otras funciones, así que les recomendamos que no se las pierdan.
¡Felices Fiestas! 
 
 
Teatro Comunitario en América: En la