Abrigos, comida y solidaridad: en la noche más fría del año, River abrió sus puertas a personas en situación de calle Imprimir
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Jueves, 04 de Julio de 2019 08:01
Fue organizado por Red Solidaria. Durante todo el día se recibieron donaciones. 
 
En una de las puertas de ingreso a la platea Centenario Alta, Juan Carr brinda declaraciones como puede; o cuando lo dejan. Rodeado de periodistas, muchos de los que traen donaciones le hacen señas para saludarlo. Y se les acerca: para sacarse fotos, o para recibir un abrazo o un beso, como si fuera Franco Armani, Lucas Pratto o Marcelo Gallardo. Pero hay algo que a Carr lo sorprende más que el resto de las cosas que le dicen a la pasada. Una pareja de más de 60 años le comenta que cuando se subieron al taxi cargados con donaciones, y le contaron al chofer que venían a River, no les quiso cobrar. "Y eso que fue un viaje de más de 150 pesos, eh", agrega el señor. Luego de llamar a algunos asistentes de Red Solidaria para contarles la anécdota, vuelve a pararse frente a los micrófonos: "El promedio de muertes por frío es de 13 o 14 por año. El peor invierno fue el de la nieve, hace 12 años. Tuvimos 67 muertes. Desde ese año que vienen bajando. Pero ahora estamos preocupados: llevamos cinco en once días. Es mucho. Por eso estamos haciendo este ruido".  
Voluntarios acomodan las donaciones que llegaron al Monumental.
 
Decenas de personas en situación de calle fueron al Monumental a pasar la noche. 
 
Cuando dice "ruido", Carr se refiere a todo lo que pasa a su alrededor, siempre en una de las entradas al estadio Monumental: a las familias que se acercan a traer donaciones y a las personas en situación de calle que llegan a buscar esas mismas bolsas, que los voluntarios -tanto de la fundación como de River- están acomodando contra una de las paredes, del otro lado de las vallas.
 
Algunas de las personas en situación de calle los encaran antes de que entreguen las donaciones. Y les preguntan qué tienen adentro, según sus necesidades. "¿Tiene mantas o frazadas?", pregunta uno con la camiseta de Barcelona. "¿Sabe si hay zapatillas?", quiere saber otro, mostrando las suyas, muy deterioradas. Mientras unos buscan, otros empiezan a ponerse lo que acaban de recibir. Todos se muestran los guantes de lana, los camperones y los gorros que encontraron en los bolsones. 
 
Pedro es una de las cerca de 30 personas en situación de calle que se acercaron ayer al Estadio Monumental, a partir de una iniciativa de Red Solidaria, y de cara a la que se estima que sería la noche más fría del año. Con el paso de las horas, el número de personas se iría acrecentando. Además de llevarse abrigo y donaciones, el club les permitió quedarse a dormir.
 
Pedro se había enterado de la movida solidaria por la radio, mientras desayunaba en una asamblea popular de San Telmo. "A tres cuadras de donde encontraron muerto al muchacho", aclara. Se refiere a Sergio Zacarías (52), quien habría muerto por hipotermia, a dos cuadras de la Legislatura porteña. Es uno de los cinco casos que contabiliza Carr. 
 
Su primer problema, recuerda, fue a la vuelta de sus vacaciones de 2016. "Fui a trabajar como todos los días y me encontré con un desalojo de manteros. Me dedicaba a fabricar y vender bolsos de diseños, en Acoyte y Rivadavia. No pude trabajar más. Las máquinas estuvieron paradas... hasta que las vendí". Sin la venta ambulante, dice que le fue imposible conseguir trabajo. Hasta al día de hoy. Y al tiempo terminaría en la calle.
Juan Carr, este miércoles, en River. 
 
Decenas de personas en situación de calle fueron al Monumental a pasar la noche. 
 
Desde su primera noche sin techo, cada vez que consigue una changa paga una noche de hotel. O se une con otras personas en su misma situación y alquilan una pieza por mes. Esas changas pueden ser de albañil, o cargando escombros, o vendiendo lo que encuentra por la calle en la feria de Retiro. Todos los mediodías va a distintos comedores. "Me vivo cruzando con gente que perdió el trabajo y terminó en la calle por primera vez. Tengo 50 años: pido trabajo y me dicen que soy viejo. Prefieren dárselo a los extranjeros", dice, mientras a su alrededor, las historias como la suya se siguen acumulando. Son hombres y mujeres que llegan solas o en familia. Y ahí, Pedro, prefiere dejar la charla. Dice que mejor ir a abrir las bolsas: no quiere perderse de un buen abrigo y una buena frazada, de cara a la noche más fría del año
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