No llores por mí... Inglaterra Imprimir
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Miércoles, 11 de Julio de 2018 18:13
Croacia hizo historia: le dio vuelta el partido a Inglaterra y por primera vez se clasificó a la final de un Mundial. El héroe es Mandzukic. Mirá en vídeo lo mejor del partido y el suplementario
 
No les daban las piernas, pero les sobraba cabeza. No podían con su alma pero retrasarse y esperar no era la fórmula. Se les venían los tres suplementarios consecutivos sobre las espaldas pero había un iluminado, que anduvo con la 10 croata que olió la sangre, que advirtió que Inglaterra estaba con la herida abierta y había que liquidarlo. Y lo liquidó. Con la jerarquía para no bajar el nivel de precisión como Ivan Perisic. La valentía para seguir en la cancha golpeado y dolorido como Mario Mandzukic. Porque Vrsaljko le sacó una en la línea a Stones que valió tanto como un gol. Porque Croacia pensó a pesar del cansancio y por eso dio vuelta una historia que pintaba inglesa y que terminó metiendo en la historia a este equipo que aguantó, pensó, corrió, jugó y se metió en la final. Y los abrazos hasta con un fotógrafo, el llanto de todos porque al sacrificio le agregaron ideas, convencimiento y desnudaron todas las debilidades juntas de Inglaterra.
 
La historia arrancó bien diferente. Y reducir el 1 a 0 a la gran ejecución de un tiro libre sería irrespetuoso para esta Inglaterra. Porque su valor está en la generación de esa jugada, en la preparación de la misma y luego sí en el pie fantástico de Trippier. Inglaterra pisó el acelerador a fondo desde el inicio con un Dele Alli dispuesto a jugar su mejor partido en la Copa. Y aceleró juntándose con Young por izquierda y metió la diagonal que justo, un crack como Modric, no supo ver que de frente lo esperaban mejor armados. El capitán hizo un foul innecesario al borde del área y empezó la ceremonia inglesa sumando jugadores a la barrera croata. Más ponían uno, más agregan los otros hasta que 16 jugadores en fila terminaron de entorpecerle la vista a Subasic, quien voló a descolgar la pelota sólo para la foto.
 
Un cachetazo a esa altura del partido, cuando recién iban cinco minutos, no es fácil de asimilar. Pickford leyó lo mismo y apuró enseguida un par de contras para Sterling que por ahora corre, corre pero no termina de cerrar ninguna. El aluvión inglés se venía y Croacia no encontraba cómo pararlo. Young y Alli armaban una sociedad por izquierda por la que Vrsaljko pedía ayuda a gritos. Inglaterra parecía más cerca del tercero que del segundo hasta que los croatas despertaron de esa dormida general del arraque. Modrid, lejos de su mejor nivel, comenzó a tener más la pelota ayudado por el buen partido de Rebic mientras Rakitic era una sombra y Mandzukic se peleaba con todos y no aportaba.
 
El tema fue que encontrar los caminos para romper esa línea de tres inglesa que se transforma en cinco y estaba complicado. Rebic se asoció una vez con Modric y con dos zurdazos consecutivos mostró que el partido estaba vivo, que aunque el control fuera inglés, las chances croatas estaban ahí nomás. Y la intensidad inglesa se fue diluyendo a la par que el sueño croata volvía a Moscú.
 
Strinic y Vrsaljko ya no temblaban en el fondo y empezaron a proyectarse mientras Modric y Rakitic limpiaban gente en el medio. Un centro, dos centros. ¿Se le puede ganar por arriba los ingleses? Preguntenlé a Perisic, que en el salto más alto de su vida vio venir el centro que no advirtieron ni Trippier y menos Walker. Ahora la piña se la comió Inglaterra. Piña que lo tuvo en el piso varios minutos cuando seguían discutiendo entre ellos qué había pasado. La presión ya no existía, Kane no aguantaba ni una arriba, Lingard era un jugador normalito y la defensa hacía tanta agua que Mandzukic les peleó una imposible y del rebote terminó Perisic reventando el palo.
 
Croacia se hizo dueño del juego. Anímica y futbolísticamente tuvo sus diez minutos en los que se comía crudo a cualquiera. Los dos partidos con suplementarios no importaban, el corazón les movía las piernas, veían que la herida inglesa no cerraba. Pickford que caminaba por la cornisa sacándole una de gol a Mandzukic y después regalándole otra a Perisic. La reacción inglesa iba a llegar porque la entrada de Rashford le dio un poco de aire. Sólo un poco. El partido se hizo eléctrico, sin pausas, genial para ver, tremendo para jugarlo. Modric le ponía cabeza, Perisic peligro porque Croacia quería evitar llegar a tres suplementarios consecutivos. Inglaterra lo sufría y estaba tan afuera de la cancha que cuando a Kane se la pusieron en la cabeza para resolverlo, pifió.
 
Modric ya había leído el partido, sabía que no tenían que hacer falta más penales. Y por eso jugó en el suplementario, hasta que insólitamente el técnico lo reemplazó, con el manual de conductor bajo la suela. Moviendo de izquierda a derecha todos, generando los espacios que no existían.
 
El gol de Mandzukic selló todo. La primera final en un mundial para Croacia y el adiós para Inglaterra... No llores por mí.