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Un final que duele Imprimir
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Viernes, 13 de Mayo de 2016 09:01
Oklahoma City se recibió de equipo candidato, borró a San Antonio y avanzó a la final del Oeste (contra Golden State) tras ganar por 113-99 y sellar la serie 4-2. ¿Habrá sido la última vez de Ginóbili y Duncan en la NBA?
 
Duele. Por el resultado final, por la manera, por la imagen de un equipo que marcó una época con un estilo único pero que terminó a años luz de esa forma. Duele más, porque el partido de este jueves no sólo marcó la eliminación de San Antonio en las semifinales de la Conferencia Oeste a manos de un enorme Oklahoma City, que se recibió de equipo y mostró carácter, defensa y sentido colectivo para ganar por paliza (113-99) y sellar el 4-2. Además de eso, el juego de anoche pudo ser el último de Manu Ginóbili y Tim Duncan en la mejor liga del mundo después de una carrera maravillosa.
 
Los texanos comenzaron con paciencia y oficio para sacar ventajas con sus internos cerca del aro: entre Aldridge (8) y Duncan (6) castigaron para el 19-13 en 8 minutos. Pero eso fue solo un espejismo. La segunda unidad de la visita, que suele dar respuestas, sufrió un parcial de 12-0 de un Thunder que entró en su ritmo y pasó al frente (25-19) con 10 de Durant.
 
Ese fue el comienzo de un pasaje fantástico de Oklahoma City, que borró a San Antonio de la cancha con una defensa bestial: muy física, rápida para las ayudas y puntual para incomodar lanzamientos. Tanto que los Spurs, anárquicos, abrumados y sin respuestas, tuvieron un pobre 5-23 de campo en el segundo cuarto. Además, el local cuidó bien el rebote y corrió a voluntad. Y cuando OKC corre, mata, disfruta y se suelta (12-0 en puntos de contra en el PT). Pero además hubo muchísima mayor determinación, agresividad y sentido colectivo que el rival. Durant y Westbrook (31 tantos combinados) recibieron gran ayuda de Adams (9 y 6 rebotes), Roberson (dos triples), Waiters (4 asistencias y 2 tantos) y Kanter (2 y 4 tableros), y el resultado habló por sí solo al llegar al descanso: 55-31.
 
San Antonio, que volvió del vestuario con Ginóbili entre los titulares, encontró un poco más de gol en el tercer cuarto, pero más por empuje que otra cosa. Y Oklahoma City bancó el golpe por golpe sin ningún tipo de problemas. Claro, todos estaban con confianza para sumarse a la fiesta y la ventaja después de 36 minutos no cambió: 91-65.
 
Si hay algo que le sobra a los Spurs es orgullo. Y nunca se dieron por vencidos. Duncan se mantuvo en cancha, dejó el corazón y fue clave para llegar a limar la diferencia a 11 con 3m45 minutos en el reloj (99-88). Pero cuando intentó volcarla para seguir achicando, Ibaka le puso una tapa bestial que terminó en volcada de Durant en el otro costado para respira (101-88 a 3m). Y luego llegó Westbrook, con un largo triple ante la marca de Manu y una gran penetración para poner al local 106-90 y ya no mirar hacia atrás.
 
 
"Me pondré a pensar en mi futuro cuando salga de acá y descifre mi vida", dijo Duncan después del partido.
 
Durant (37 y 9 rebotes) y Westbrook (28 y 12 asistencias) brillaron, pero lo del Thunder fue un gran dominio colectivo y con apoyo de todos. Adams cerró una serie genial con 15 unidades y 10 tantos; mientras que Roberson se destapó con 14. ¿Ginóbili? Terminó con 5 unidades (0-3 dobles, 1-3 triples, 2-2 libres), 2 asistencias, un recobre y seis faltas en 23 minutos de acción. El tiempo dirá si esa fue la última función de una carrera de leyenda.
 
 
 
 
 
 
Un final que duele