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“Las previas”, el escenario central en el consumo de drogas y alcohol Imprimir
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Lunes, 27 de Noviembre de 2017 16:01
Por el alto costo que tienen las bebidas dentro del boliche, el grueso de la ingesta ocurre en los encuentros previos en casas particulares donde suelen circular otras sustancias también
 
“A los pibes, el boliche se les hace caro. Para tomarse tres tragos en la barra necesitan no menos de 350 pesos contando la entrada, y con esa plata en la casa se toman veinte fernets. Por eso es que se imponen las previas. Se juntan entre cinco o seis en una departamento, ponen 100 pesos cada uno y se recontra maman; si es que no le meten también alguna cosita más. Tal vez más tarde vienen al boliche. O no. Y si vienen consumen lo mínimo. El problema con los excesos no arranca acá”, cuenta el dueño de uno de los principales locales nocturnos de La Plata al describir por donde pasa la noche hoy.
 
ENRIQUE RIFOURCAT DIRECTOR DEL SAME LA PLATA
 
“No es que haya más accidentes los fines de semana a la madrugada que otros días: lo que sucede es que en general son de mayor gravedad. Muchos ocurren a alta velocidad e involucran a menores; lo que nos lleva a pensar que tal vez tengan que ver con el consumo de drogas o alcohol”.
 
Tanta importancia adquirió durante los últimos años “la previa” en las rutinas de fin de semana de adolescentes y jóvenes que de ser el preámbulo del boliche ha pasado a constituir un programa en sí. De hecho, como reconocen sus propios cultores, no es inusual que se hagan previas y nadie vaya después al boliche, que abre sus puertas bien entrada la madrugada. Lo que es seguro es que no hay previas sin alcohol y, en algunos casos, sin “alguna cosita más”.
 
El protagonismo que tienen las previas frente a otras formas de entretenimiento joven surge de un trabajo de campo realizado por el Observatorio de Drogas de la Sedronar con el propósito de indagar en los imaginarios adolescentes alrededor del consumo de sustancias psicoactivas. Este estudio, que no es nuevo pero no ha sido actualizado aun, ubica a las previas como un lugar central de consumo de drogas y alcohol.
 
CONSTANZA CILLEY INVESTIGADORA
 
“Mientras que un 27% de los chicos de entre 15 y 25 años reconoce haber consumido alguna vez una droga ilegal, el porcentaje de padres que imaginan o sospechan que eso puede haber ocurrido no llega a la mitad. Y lo mismo se observa con la cantidad de alcohol, un tipo de consumo que alcanza niveles preocupantes en esta generación”.
 
Frente a esta realidad no deja de ser curioso que mientras que los padres siempre han temido lo que puede pasarle a sus hijos fuera de la casa, hoy lo más preocupante quizás esté ocurriendo allí. Y no menos llamativo resulta el hecho de que esta situación - que tanto puede derivar en accidentes de tránsito como en sobredosis- muchas veces ocurre con el consentimiento de los propios papás.
 
RITUAL DE INICIACION
 
Si hace unas décadas hablar de las “previas” era referirse a aquellas materias que quedaban pendientes de un año a otro, hoy ningún alumno del secundario confundiría tal expresión con algo que tenga que ver ni remotamente con la escuela. Hasta ese punto parece haberse instalado entre los adolescentes la costumbre de reunirse a tomar alcohol antes de salir a disfrutar de la noche del fin semana.
 
Ya sea mientras las chicas eligen la ropa que se van a poner esa noche y los varones se reúnen a juntar coraje para salir a encarar, el consumo de alcohol en los encuentros pre boliche son una práctica tan instalada entre los adolescentes de esta época que ni siquiera las cuestionan. Las ven más bien como una costumbre que existía antes de que ellos la adoptaran y que “todo el mundo” practica; tanto a espaldas de sus padres como con su propio aval.
 
Pero si bien es cierto que las previas no nacieron con esta generación de adolescentes, a lo largo de los últimos años el fenómeno ha venido extendiéndose hacia edades cada vez más tempranas sin encontrar casi obstáculos. Como reconocen los propios chicos, hoy no encuentran grandes dificultades para comprar bebidas alcohólicas en kioscos y supermercados; e incluso en obtenerlas en su propio hogar.
 
Mientras que los padres siempre han temido lo que puede pasarle a sus hijos fuera de la casa, hoy lo más preocupante quizás esté ocurriendo allí
 
Si bien la mera prohibición suele conducir a que los chicos tomen igual pero fuera de la mirada paterna; la decisión de consentirlo en el hogar implica su naturalización
 
Contra las leyes que prohiben la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años, el estudio “Consumo de sustancias psicoactivas en jóvenes del Gran La Plata” presentado en 2015 por la Universidad Católica Argentina confirma que efectivamente a 8 de cada 10 menores les resulta entre “muy fácil” y “bastante fácil” acceder al alcohol.
 
El hecho es que entre la facilidad del acceso y la comodidad del hogar, las previas se han instalado como el principal espacio de iniciación para el consumo de alcohol. El mismo estudio –que fue encargado por la Fundación Florencio Pérez- muestra que 7 de cada 10 jóvenes comenzaron a tomar bebidas alcohólicas imitando la conducta de amigos en un contexto de encuentro social antes de salir.
 
CON AVAL PATERNO
 
“Me parece mejor que estén acá que tomando en una plaza o en la puerta de un kiosco. Prohibirles que tomen no tiene sentido; lo van a hacer igual, como lo hacen todos los pibes de su edad antes de salir”, dice Adriana Guillot (48), mamá de dos hijos de 18 y 19 años, al explicar por qué les permite tomar alcohol con amigos en su casa antes de salir, una decisión habitual entre los padres de esta generación.
 
De hecho, como reveló el año pasado un estudio realizado por la Universidad Abierta Interamericana entre 400 argentinos mayores de edad, cinco de cada diez padres aprueban que sus hijos se reúnan en su casa a tomar con amigos antes de ir al boliche; y dos de cada diez - en su mayoría mujeres mayores de 50 años- les facilitan el alcohol.
 
Para los padres de esta generación, el dilema que les plantea la naturalización del consumo de alcohol a nivel social no es sin duda sencillo de resolver. Y es que si bien parece razonable que la mera prohibición suele conducir a que los chicos tomen igual pero fuera de la mirada paterna; la decisión de consentirlo en el ámbito del hogar implica a su vez una mayor naturalización de un consumo muy perjudicial, sobre todo a baja edad.
 
Lo cierto es que con el aval o no de los padres, alcohol no es siempre lo único que se comparte en las previas. Como señalan los médicos de guardia que trabajan en hospitales de La Plata, “la inmensa mayoría de los chicos y jóvenes que se atienden por intoxicaciones agudas consumieron alguna droga además de alcohol”. Y los casos no son pocos: cada fin de semana las salas de emergencia de la Ciudad reciben unos veinticinco episodios de este tipo, según un cálculo extraoficial publicado por El DIA en su edición de ayer.
 
“Generalmente llegan con náuseas, palpitaciones o dolor toráxico. Y tanto pueden llegar inconscientes como en un estado de mucha agresividad. Por eso cuando vemos que están muy sacados llamamos a la guardia para que los contengan antes de atenderlos”, cuenta Luciana Quain, una de la medicas del Servicio de Admisión del Hospital San Martín.
 
Pero la realidad es que el consumo de alcohol y drogas, generalmente en combinación, no sólo deriva en episodios de sobredosis en las guardias.
 
UNA ALARMANTE BRECHA
 
Aunque los padres tienden a ignorar las conductas de riesgo que asumen sus hijos fuera del hogar, el estudio hecho por la Universidad Católica Argentina revela de manera inquietante hasta qué punto se da este fenómeno en torno al consumo de drogas en la Región. Mientras que un 27% de los chicos de entre 15 y 25 años reconoce haber consumido alguna vez una droga ilegal, el porcentaje de padres que imaginan o sospechan que eso puede haber ocurrido no llega a la mitad. Y lo mismo se observa con la cantidad de alcohol, un tipo de consumo que alcanza “niveles preocupantes” en esta generación.
 
Contra la opinión de la mayoría de sus padres, para quienes el consumo de marihuana tiene una carga de estigmatización, los chicos de entre 15 y 25 años tienden a considerarlo hoy algo tan presente como el alcohol. Así lo muestra el informe sobre “Consumo de Sustancias Psicoactivas en Jóvenes del Gran La Plata”,, según el cual uno de cada cuatro (23%) ha probado esta sustancia ilegal.
 
De acuerdo con el estudio, la segunda droga ilícita más consumida es la cocaína, pero con una prevalencia mucho menor (el 7%), seguida por los tranquilizantes no recetados (4%), los alucinógenos (3,7%), el pegamento (2,7%), el paco y el hachís (2,2%). Es así que al considerar todo el universo de estas sustancias, la investigación señala que casi uno de cada tres jóvenes del Gran La Plata (el 27%) habría probado drogas no permitidas alguna vez.
 
Otra pauta de la presencia que tiene hoy la marihuana entre los jóvenes es que más de la mitad de ellos reconoce tener amigos que la consumen y que alguna vez alguien les ofreció para probar. Pero lo cierto es que, aunque presente, la iniciación en su consumo se registra en forma posterior a la del tabaco y el alcohol: a los 17 años de edad.
 
En el caso del alcohol, al igual que en el de la marihuana, el estudio muestra ante todo una naturalización de su consumo entre los jóvenes, que se traduce en el hecho de que ocho de cada diez de ellos (el 82%) reconoce haberlo probado. Esta proporción resulta levemente mayor entre los varones que entre las mujeres y crece a medida que aumenta la edad.
 
SINIESTROS VIALES
 
“Como la mayoría de la gente hace previas y no tiene mucha plata para gastar, se sale cada vez más tarde. En nuestro caso, el boliche recién se llena entre las 4 y las 4:30 de la mañana; y las 7 tenemos que cerrar. Pero no significa que los pibes se vayan a dormir: algunos siguen en la fiestas electrónicas organizadas también en forma privada”, cuenta el propietario de un boliche platense, quien reconoce sufrir económicamente esta tendencia juvenil.
 
Mientras que para algunos chicos las 7 de la mañana es la hora de seguir la fiesta en otra parte, para quienes trabajan arriba de la ambulancias del SAME es un momento crítico por su siniestralidad vial. “No es que haya más accidentes los fines de semana a la madrugada que otros días: lo que sucede es que en general son de mayor gravedad. Muchos ocurren a alta velocidad e involucran a menores; lo que nos lleva a pensar que tal vez tengan que ver con el consumo de drogas o alcohol”, explica el director de ese servicio de emergencias en La Plata, Enrique Rifourcat.
 
Al margen de su gravedad, “son casos difíciles de manejar porque nunca sabés si la gente esta desorientada porque sufrió un traumatismo de cráneo en el impacto o porque está pasada por el alcohol”, cuenta Rifourcat al señalar que “los accidentes viales constituyen la principal causa de muerte entre jóvenes y adolescentes a nivel mundial”.
 
Qué cantidad de jóvenes sufren lesiones de por vida o mueren en accidentes viales relacionados con el consumo de alcohol es un dato que nadie parece poder precisar. Lo cierto es que sumado a la cantidad de casos de intoxicaciones agudas que atienden los hospitales durante los fines de semana, quizás valga para que más jóvenes tengan presente que alcohol no es sólo sinónimo de diversión.
“Las previas”, el escenario central en el consumo de drogas y alcohol